[Libro] La naturaleza no natural de la ciencia

Publicado el 9 de enero de 2009 en Libros por omalaled
Tiempo aproximado de lectura: 9 minutos y 55 segundos
Este artículo se ha visitado: 17.734 views

El libro del que os quiero hablar hoy versa sobre filosofía de la ciencia. A los propios científicos les cuesta (nos cuesta, si me permitís) dar definiciones correctas o precisas muchas veces, explicar por qué algunas cosas son como son o por qué rechazamos de entrada fenómenos paranormales, OVNIS, astrología y cosas por el estilo. Es difícil explicarlo en pocas palabras. Muchas de estas cosas se discuten en los pasillos de las facultades de Física en las que me siento afortunado de haber participado alguna vez. Este libro tiene muchas de ellas. Así que doy una visión general con párrafos de aquí y allí.

A veces, los científicos buscamos tres pies al gato. Existe una interesante anécdota sobre Carlos II de Inglaterra, quien en cierta ocasión invitó a los miembros de la Royal Society a explicarles por qué un pez muerto pesa más que cuando estaba vivo. Los miembros de dicha sociedad le ofrecieron toda una serie de explicaciones ingeniosas hasta que el rey confesó que lo que les había dicho no era verdad.

La Historia de la Ciencia es una historia de progreso, de una comprensión cada vez mayor. Evidentemente, ha habido errores e innumerables influencias sociales; pero, situándolo en una escala temporal razonable, y dependiendo de la materia o disciplina de que se trate, el progreso ha sido una de las características de la Ciencia durante los últimos siglos.

La Ciencia es progresiva en el sentido de que nos aproximamos cada vez más a la verdad, pero sin estar nunca seguros de haberla alcanzado. Esta aproximación estrecha puede representar, no obstante, un importante logro y es infinitamente mejor que el error o la ignorancia.

Los científicos poseen un conjunto no enunciado de criterios para elegir una teoría en lugar de otra, criterios que, además, encierran algunos de los principales objetivos de la Ciencia. Además de abordar satisfactoriamente los fenómenos que se quieren explicar, una teoría debería ser lo más amplia posible y, en consecuencia, abarcar una amplia gama de fenómenos. También debería ser capaz de predecir nuevas relaciones y ofrecer posibilidades para un desarrollo posterior. Debería ser lo más sencilla posible, con un número mínimo de hipótesis.

Muchos de los problemas relacionados con la Filosofía de la Ciencia tienen sus raíces en la Filosofía general, y no son peculiares de la Ciencia. Se trata de problemas relacionados, por ejemplo, con la naturaleza de la realidad y la verdad. Algunos filósofos consideran problemática la existencia y la naturaleza de objetos de uso tan corriente como mesas y sillas. Unos aceptarían su existencia como algo real, otros negarían su existencia real, y varios más afirmarían que reflejan sólo influencias externas sobre nuestros sentidos. De este modo, los filósofos estarían divididos entre distintas escuelas de pensamiento, cuyas doctrinas (materialista, realismo metafísico, objetivismo, etc.) indicarán la posición, y no deberíamos dejarnos confundir por su incapacidad para abordar satisfactoriamente la naturaleza de la realidad y la existencia o no de un mundo real.

Parece que Ludwig Wittgenstein quiso decir algo así cuando señaló:

Lo que averiguamos mediante la Filosofía es trivial: no nos enseña hechos nuevos, sólo la Ciencia lo hace. Pero el resumen correcto de las trivialidades es enormemente difícil y tiene una inmensa importancia. La Filosofía es, de hecho, un resumen de trivialidades.

Si los filósofos tienen razón cuando hablan de un problema de la naturaleza esencialmente incognoscible del mundo, se trata de un problema aplicable no sólo a la Ciencia, sino a todas las formas de conocimiento.

Llegados a este punto, el autor da su opinión:

No tengo la menor duda de las dificultades con las que se enfrentan los filósofos, ni de las grandes dosis de ingenio de que han hecho gala al abordar estos problemas. Sin embargo, niego categóricamente que tales cuestiones sean relevantes para la Ciencia. No hay que confundir las actitudes de los filósofos en su intento de explicar la verdad, la racionalidad y la realidad, con el éxito o fracaso de la Ciencia.

Desde un punto de vista filosófico, mi propia postura se basa en el realismo y el sentido común: creo que existe un mundo externo que comparto con los demás y es susceptible de ser estudiado. Sé que mi postura podría resultar filosóficamente indefendible; pero, y esto es crucial, el sostenerla no representará la menor diferencia para la naturaleza de la investigación científica o las teorías científicas. Es irrelevante.

Habla de cuando no podemos o no sabemos definir las cosas:

El hecho de que pueda resultar difícil definir con exactitud qué quiere decir, por ejemplo, la palabra “vida”, y por tanto si determinadas máquinas o programas de ordenador están o no “vivos”, no significa, ni mucho menos, que no exista una distinción entre los sistemas vivos y los inanimados.

Habla del Psicoanálisis planteando si es realmente ciencia o no. En 1920, Popper describió a los partidarios del Psicoanálisis como gente que buscaba en todas partes ejemplos que confirmasen sus ideas: su mundo estaba lleno de verificaciones de su teoría. Ocurriese lo que ocurriese, la teoría era siempre capaz de explicarlo. En esta confirmación permanente vio la debilidad de lo que él consideraba una metodología inductivista. Popper abandonó así la verificación como una base sólida para el enfoque científico y propuso que sólo la refutación o demostración de falsedad constituye un criterio importante para una Ciencia.

En opinión de Popper: estas (…) observaciones clínicas que los psicoanalistas creen ingenuamente que confirman sus teorías no pueden hacerlo en realidad más que las confirmaciones diarias que encuentran los astrólogos en su práctica de la astrología.

El problema del Psicoanálisis no es filosófico: se encuentra en la propia naturaleza de la teoría y el estado de la disciplina; muchos de los conceptos de la teoría (probablemente todos) están tan poco clarificados que no permiten definir los fenómenos de forma inequívoca e independiente. Por ejemplo, los traumas. ¿Cómo se decide qué es lo que constituye un trauma? Si ver a un perro beber de un vaso es traumático (como el famoso ejemplo que citaba Breuer sobre Anna O., quien padecía fobia a beber líquidos), debe haber miles de acontecimientos en nuestras vidas que sean igualmente traumáticos. ¿Puede haber un a persona totalmente libre de traumas?

Otro aspecto de la naturaleza acientífica del Psicoanálisis radica en la presencia de distintas “escuelas”: los freudianos, los kleinianos, los jungianos, etc. Uno se pregunta cómo resolver sus diferencias. ¿Qué pruebas, qué experimentos, qué nuevos datos convencerán a un nuevo grupo y le harán cambiar de criterios? No parece haber ninguna forma de resolver esas diferencias. Tal vez cada grupo forme un sistema cerrado del que nada entra ni sale.

Habla de los fenómenos paranormales. Sólo citaré que uno no puede sentir sino simpatía por Michael Faraday, quien, cuando se le pidió en cierta ocasión que fuese testigo de un fenómeno paranormal, contestó: Dejaré que sean los espíritus los que averigüen por sí mismos cómo llamar mi atención. Estoy cansado de ellos.

Muchas veces, la ciencia se sale totalmente de la intuición, incluso del sentido común. Como decía Murray Gell-Mann (Premio Nobel de Física de 1969):

Toda la Física moderna se rige por esa disciplina magnífica pero causante de grandes confusiones llamada Mecánica Cuántica e inventada hace más de cincuenta años. Ha superado todas las pruebas. Suponemos que es rigurosamente correcta. Nadie la comprende, pero todos sabemos cómo utilizarla y cómo aplicarla a todos los problemas, y hemos aprendido de ese modo a convivir con un hecho que nadie puede comprender.

Habla de ciencia y moral. Leon Tolstoi decía: La Ciencia carece de sentido porque no ofrece ninguna respuesta a nuestra pregunta, la única pregunta realmente importante para nosotros: ¿Qué haremos y cómo nos comportaremos?

Hace un análisis bastante interesante de los debates entre Ciencia y religión: de si son compatibles o no, complementarios o no y de las diferentes opiniones que han dado diferentes personas. Comento la parte que está últimamente más de moda: los creacionistas.

Está claro que las evidencias científicas entran en conflicto directo con las Escrituras. Los seres humanos, o al menos, así afirma la ciencia, están estrechamente relacionados con los simios y las mujeres no proceden de una costilla de Adán. La campaña creacionista constituye un ataque no sólo a la teoría de la evolución, sino a la totalidad de la Ciencia; pues si las afirmaciones de sus partidarios consiguieran que fuera descartada, habría que rechazar también otros importantes campos de la ciencia. Por ejemplo, los creacionistas afirman que la Tierra tiene sólo unos miles de años de antigüedad. Si esto fuera cierto, todos los cálculos basados en la radiactividad (y por lo tanto en la propia Física) serían falsos y, en consecuencia, habría que rechazar la mayor parte de la Astronomía y la Geología. El creacionismo se basa en la Biblia y está, por tanto, ligado a toda una serie de supuestos previos que son imposibles de modificar o refutar. Eso no es ciencia, aunque sólo sea porque impide cambiar de ideas.

Los creacionistas imitan a la ciencia para reforzar sus argumentos. Fijan criterios para la ciencia y luego argumentan que la teoría de la evolución no encaja en esos criterios. Dicen que la Ciencia exige pruebas y que las evidencias ofrecidas por la biología evolutiva no constituyen la prueba exigida. Por si fuera poco, acusan a los científicos partidarios de la teoría de la evolución en basar sus ideas en la fe y no en la evidencia.

Y es que una de las peculiaridades de la Ciencia es la de que quienes la practican deben estar preparados para cambiar de opinión ante las evidencias.

Hay quien culpa a los científicos de la bomba atómica. Pues bien, vale la pena conocer las palabras de Robert Oppenheimer, el máximo responsable de su fabricación:

El científico no es responsable de las leyes de la Naturaleza, y la tarea del científico consiste en averiguar cómo operan. La labor del científico es descubrir las formas en que esas leyes pueden servir a la voluntad humana. No obstante, no es responsabilidad de los científicos decidir si se debe utilizar o no una bomba de hidrógeno. Esa responsabilidad corresponde al pueblo norteamericano y a los representantes por él elegidos.

Hay que decir también que la decisión de tirar la bomba atómica fue de carácter político y no científico. Por ello, hay que explicar la ciencia al público, para que sepan sus posibles consecuencias y que cualquier persona que la desconozca pueda formarse una opinión propia.

Otro aspecto sobre la bomba atómica que cabe destacar es que muchos culpan a los físicos e ingenieros del poder de su destrucción. Podemos estar en parte de acuerdo pero, como siempre, hay que situar las cosas en su debida perspectiva. El número de muertos de Hiroshima a consecuencia de los efectos de la bomba fue de aproximadamente 200.000 personas. No obstante, en un bombardeo convencional en Tokio murieron 100.000 personas y aproximadamente el mismo número falleció en Dresde. Y si os digo que el número total de muertos a lo largo del siglo pasado por culpa directa del hombre fue de unos 100 millones de personas, la mitad de ellos por armas o bombas convencionales y la otra mitad por privaciones (como los campos de concentración, desplazamientos y hambrunas provocadas por el hombre), ¿por qué no se asocian esas muertes a la ciencia?

Al fin y al cabo, la pólvora y otras tecnologías fueron necesarias para ello. Claro, apretar un gatillo es fácil y todo el mundo puede hacerlo y más o menos lo entiende. ¿Dónde está la diferencia? ¿En que hay menos gente que conozca la energía nuclear?

Y es que, cuando reflexionamos sobre la responsabilidad social de los científicos no nos preocupamos de los deberes naturales de todos los ciudadanos de nuestra sociedad, como lo de ayudarnos los unos a los otros, no infligir sufrimientos innecesarios, etc.

Habla de la manipulación de genes en seres humanos. ¿Es ético o no? Imaginad que conociéramos cómo modificar algunos genes para introducir una cualidad que se considerara deseable, como mejorar la memoria o alguna capacidad intelectual de un individuo. Imaginemos también que se hubiera logrado hacer con total seguridad, sin efectos secundarios. Podemos pensar que se abusaría de ello y que sólo los más pudientes podrían permitírselo pero, ¿acaso no es lo mismo cuando muchos padres ponen a sus hijos con profesores privados, las mejores escuelas y métodos? ¿cuál es la diferencia entre un método y otro? Y lo mismo sucede con hacerlo mejor físicamente (más alto, más fuerte, etc). ¿Acaso no existen operaciones de cirugía estética? Es posible que en niños, que no pueden elegir, el problema sea de otro tipo, pero en un adulto, ¿no sería lo mismo?

Resulta curioso, hasta cierto punto, la preocupación que muestran muchas personas por la ingeniería genética cuando todavía no ha causado daños a nadie; mientras que otras cosas más aceptadas por la sociedad han causado daños a niños in útero, como el tabaco, el SIDA, las drogas o el alcohol. Quizás la clave sea, otra vez, la comprensión, el miedo a lo desconocido: procesos y palabras técnicas que nadie entiende.

Pero recordemos que estas son decisiones que no deben adoptar sólo los científicos, sino la población en general, debidamente informada. Thomas Jefferson lo expresó de fenomenalmente bien:

No conozco ningún garante seguro de los poderes últimos de la sociedad sino los propios ciudadanos, y si no les consideramos lo suficientemente ilustrados como para ejercer ese control con un juicio prudente, el remedio no consiste en arrebatárselo, sino en informarles para que se hagan un juicio mejor.

Maravilloso libro, apto para todos los públicos que quieran pensar o conocer algo mejor el carácter de la ciencia.

Portada del libro

Título: ”La naturaleza no natural de la Ciencia”
Autor: Lewis Wolpert



Hay 29 comentarios a '[Libro] La naturaleza no natural de la ciencia'

Subscribe to comments with RSS or TrackBack to '[Libro] La naturaleza no natural de la ciencia'.

  1. #1.- Enviado por: Silvano Baztán

    El día 10 de enero de 2009 a las 00:53

    ¡Hola, omalaled! Interesante resumen, como parece que tienes acostumbrados a tus lectores. Gracias por tu esfuerzo divulgador.

    Desde jovencito he sido una persona que, creo que de manera espontánea, se ha dejado guiar en la vida (sin saber siquiera el significado de la palabreja) por el empirismo, lejos de la vorágine mental provocada por el parloteo filosófico de compañeros (más bien compañeras, en mi caso particular).

    No me considero psicoanalista, ni creo que sea el método adecuado para explicar todas las realidades del ser humano, pero no puedo menos que defender, con mi experiencia clínica en la consulta a lo largo de años, la validez de algunas de sus bases. ¿Que no son comprobables científicamente? Eso es evidente… Cuando ‘la cosa’ se trata de algo que toca lo intangible, cómo ponderarlo, cómo sujetarlo dentro de unos parámetros… Cómo medir el amor, el odio, un trauma, la empatía,… ¿Acaso no existen, al no ser científicamente mensurables?

    En este tipo de situaciones, entrar en la verborrea filosófica me produce más un lío mental que la visión de algo claro que utilizar en el día a día…

    Salud para ti y los tuyos

  2. #2.- Enviado por: Meldor

    El día 10 de enero de 2009 a las 14:11

    ¡Hola! Leo habitualmente tu blog, me parece muy interesante, pero aún no había comentado nunca.
    No acabo de estar de acuerdo con “La Ciencia es progresiva en el sentido de que nos aproximamos cada vez más a la verdad”, tal vez fuera así en la idea de Bacon (siguiendo a Nicolás de Cusa, etc.) pero creo que esta idea ha sido superada.
    De hecho, no creo que se debiera hablar de ‘progreso’ en ciencia, que ya conlleva una determinada postura dogmática, no demasiado alejada del estudio teológico, sino más bien de ‘evolución’ de acuerdo a las ideas de cada época. Éste me parece un punto clave.
    Pongo un ejemplo: en la antigüedad, ya existían propuestas heliocéntricas (Aristarco), pero uno de los argumentos principales para rechazarlas era científico: de acuerdo con la física de Aristóteles, esta teoría no tenía fundamento. Creo que tenemos que poder aceptar que en aquel momento ser científico era aceptar el geocentrismo, por lo que no tiene sentido hablar de ‘progreso’ sin más.
    Introduzco un poco de polémica: esta idea de ciencia como progreso me parece una idea muy de físico, que considera que existen unas leyes naturales y su deber es descubrirlas (tampoco es ningún pecado, gente tan grande como Feynman también lo pensaba). Sin embargo, un punto de vista más matemático (o filosófico, si se prefiere) optaría por defender que nosotros creamos nuestras propias leyes, aunque muchas veces sea para que concuerde con lo que de hecho hemos observado anteriormente. Veo en esto mucha relación con el teorema de Gödel sobre la incompletitud de la lógica; superar un programa logicista, una idea física del universo, con un nuevo programa donde estamos legitimados para crear lógicas no clásicas, pues la clásica ya no es la ‘buena’, pero ya no me enrollo más por ahí…
    Un saludo,
    Meldor

  3. #3.- Enviado por: Olorin

    El día 10 de enero de 2009 a las 14:30

    ¿Dónde está la diferencia entre la postura frente a la bomba atómica y una pistola? Aparte del desconocimiento científico de la población en general, creo que está en lo siguiente: basta lanzar una bomba atómica para matar a 200.000 personas, hay que disparar 200.000 veces una pistola para lograr el mismo efecto.

    En 1993, la revista de filosofía jurídica Doxa publicó una serie de artículos sobre la opinión pública. En uno de estos artículos, el autor (creo que era Garzón Valdés, aunque no estoy seguro) apuntaba la siguiente idea: en las democracias actuales, la cantidad de información que tienen que manejar los ciudadanos para ejercer su soberanía es inmensa. Como el tiempo que tienen es limitado, confían a intermediarios (por ejemplo, medios de comunicación) la labor de reunir la información imprescindible para decidir y desechar la secundaria o innecesaria. El resultado es una opinión pública malinformada y una población que toma sus decisiones en virtud de información sesgada y, muchas veces, errónea.

    Excelente entrada, como siempre.
    Saludos.

  4. #4.- Enviado por: omalaled

    El día 10 de enero de 2009 a las 15:52

    Silvano: estoy de acuerdo. No digo que el psicoanálisis funcione o no funcione, sino que si queremos tratarlo como ciencia pura, hay cosas que no acaban de encajar. Sí tiene muchas características de la misma, pero no lo es como puede serlo la física o la biología.
    Meldor: pues le ciencia es eso. Una aproximación a la realidad que nunca sabemos si lo es toalmente. Mira, por ejemplo, las Leyes de Newton. Se vio que no era así cuando las velocidades se acercaban a la de la luz. Ahora ha sido sustituída por la Teoría de la Relatividad. Ahora, ¿alguien pone la mano en el fuego que esta última es la verdadera, total y definitiva?. Pues no. Tan sólo puedes decir que con ella estás más cerca de lo que observas que no con Newton.
    Olorin: Por supuesto que mata más una bomba atómica que una pistola. Quizás no he planteado bien el texto. Lo que busco es la diferencia moral. ¿Por qué se culpa a la ciencia de la bomba atómica y no a la pistola? Al fin y al cabo, no todo el mundo sabe fabricar pólvora.
    Respecto a la cantidad de información, hay que diferenciar entre información veraz y no veraz. Una cosa son los hechos y otra la opinión. La ciencia es información veraz. Carl Sagan decía que el hombre, a lo largo de su vida, no podía leer más de un determinado número de libros. El tiempo es limitado. Ahora bien, el problema era saber escoger los libros que iba a leer.

    Salud!

  5. #5.- Enviado por: Macluskey

    El día 10 de enero de 2009 a las 16:03

    Omalaled: Feliz Año Nueve.

    Veo que vienes de las vacaciones con las pilas cargadas, ¡qué gran post has escrito!.

    Una información importante para poner en perspectiva los lanzamientos de las dos bombas en Hiroshima y Nagasaki:

    Durante toda la campaña del Pacífico, los aliados (mayormente americanos, pero también británicos,australianos, neozelandeses…) sólo ocuparon un conjunto de islas japonesas: Okinawa. Incluso si se apura, Okinawa no forma parte del archipiélago nipón, aunque eran (y son) islas japonesas desde mucho tiempo. Son unas islas relativamente pequeñas, con no mucha población, sobre todo comparándola con la de Japón propiamente dicho.

    Pues bien: la campaña de conquista de Okinawa causó decenas de miles de muertos americanos y, lo que es peor, entre doscientos y trecientos mil (la cifra varía según fuentes) japoneses, la mayor parte civiles, muchos de los cuales, familias enteras, ancianos, mujeres, niños… se arrojaban desde los acantilados para no caer en manos de los “gaijin”, o bárbaros extranjeros, tal era el fanatismo de la población, y el lavado de cerebro que habían recibido.

    Pues bien: Imaginad cuántas muertes, de unos y de otros, hubiera supuesto la conquista casa por casa de todo el archipiélago nipón, con cerca de setenta millones de personas en la época. ¿Veinte millones? ¿Treinta? ¿Más?

    Debió ser horrible para Truman ordenar el lanzamiento de la bomba, pero, ¿había una solución mejor?

    Por cierto, el lanzamiento de la segunda bomba se debió en gran parte a que en Tokio no se creyeron que Hiroshima había sido borrada del mapa, al tener ninguna constancia de ello: imposible comunicar, ninguna noticia… pensaron que habían saboteado las líneas de comunicación, y les querían engañar los pérfidos “gaijins”. En fin.
    Ahí queda para la reflexión…

    Saludos

  6. #6.- Enviado por: Meldor

    El día 10 de enero de 2009 a las 16:29

    De hecho, el ejemplo que has puesto defiende ambos puntos de vista. Frente a una teoría que no explica nuevos fenómenos que ahora se pueden observar, se crea otra nueva; no se trata de que se haya descubierto una ‘ley natural’, sino que se ha creado otra teoría más satisfactoria en el nuevo contexto científico (pues responde a nuevos problemas).
    Tal vez no estamos de acuerdo en algo un poco sutil, para mí la ciencia se adapta, pero no se acerca a la ‘Verdad’; toda teoría física es en el fondo ‘ad hoc’.
    Un ejemplo tal vez más claro es el cachondeo de que si la luz es ahora una partícula, ahora una onda, ahora una partícula otra vez, las dos cosas juntas, o partícula los días pares y onda los impares…

  7. #7.- Enviado por: Meldor

    El día 10 de enero de 2009 a las 16:37

    Por supuesto, a nivel filosófico el problema se soluciona si consideras que ‘Verdad’ es ‘lo deducible racionalmente (o científicamente, se puede discutir) en cada contexto histórico’.
    No obstante, normalmente se quiere significar algo más con acercarse a la verdad, ¿qué verdad es ésta? ¿existe? ¿nunca podremos conseguirla?
    Por esto precisamente comentaba el ejemplo de Nicolás de Cusa, teólogo y matemático, que defendía una postura muy similar (“La docta ignorancia”). El problema es que esta postura implica renombrar a Dios, y llamarlo Verdad, por eso hablaba de la similitud de este punto de vista con la teología (la teología seria, no me refiero al fanatismo dogmático).

  8. #8.- Enviado por: Silvano Baztán

    El día 10 de enero de 2009 a las 22:26

    ¡Hola otra vez, Omalaled! Me gustaría que se comentara, si os place, desde vuestra perspectiva científica, el modelo de discurso más conveniente (o eficaz) para determinar la existencia de lo ‘intangible’, como he adelantado en mi primer comentario.

    Estamos hablando no de algo ‘desconocido’ o ‘lejano’, como Dios (por ejemplo), sino de algo más ‘cercano’, como cualquier emoción (tristeza, alegría, rabia…), el miedo, el amor…, un pensamiento, una intención… ¿Quién no ha sentido alguna vez en su vida algo de esto?

    ¿Se pueden emplear los procedimientos de Sagan en estos sucesos? ¿Son reales o irreales? ¿Si son reales, cómo cuantificarlos, medirlos? En la actualidad, en diversos departamentos universitarios, sobre todo en las grandes potencias mundiales, se estudian las modificaciones, los movimientos que se observan a nivel cerebral en las personas que están sintiendo ‘algo’. Pero, con esas mediciones, no se ‘prueba’ científicamente la existencia de nada, sino sólo la repercusión de algo intangible sobre nuestro organismo.

    ¿Qué opináis de todo esto?

    Salud para ti y los tuyos.

  9. #9.- Enviado por: omalaled

    El día 11 de enero de 2009 a las 02:23

    Macluskey: mmmmm, qué enterado estás de estas historias y la verdad es que sí da para reflexionar.
    Meldor: los científicos consideramos “verdad” lo que son los fenómenos que se dan en la naturaleza. Lo único que hacemos es un modelo capaz de (¡atención!) predecir resultados y cuanto más cerca estén los resultados de las observaciones tanto mejor será la teoría. Lo que afirmas de la luz, no es, en absoluto, un cachondeo. Hay experimentos en que se comporta como una onda (interferencias) y experimentos en que se comporta como una partícula (fotones). Pero no sólo la luz, sino toda la materia (electrones, moléculas, etc). Una vez que observamos, la física cuántica es la que hace las mejores predicciones. ¿Dónde queda la verdad? En el comportamiento ¿Dónde la teoría? en nuestros modelos. Ahora, nadie te dice que mañana descubras un nuevo aspecto que no habías detectado hasta ahora… de ahí que la ciencia “se acerca a la verdad sin saber si la ha llegado a tenerla”.
    Silvano: ¿hablas de sentimientos? Son reacciones químicas en nuestros cerebros. Otra cosa es que no hayamos avanzado lo suficiente como para conocer al 100% el proceso exacto. ¿No me crees? Nos tomamos cuatro vasos de vino y ya verás dónde van nuestros sentimientos :-)

    El cerebro tiene una física y una química que se está empezando a estudiar. Con esas mediciones se prueba que hay algo físico y, por tanto, tangible. Otra cosa es que sepamos interpretarla. Es como si coges todos los cables de un ordenador, mides sus intensidades, y con esa información me dices que no se prueba la existencia de nada. ¿Por qué te parece diferente en un ordenador que en una persona?

    Salud!

  10. #10.- Enviado por: Silvano Baztán

    El día 11 de enero de 2009 a las 22:00

    ¡Hola, Omalaled! Por supuesto que creo en la existencia de los sentimientos, pero no a través del discurso científico sino por la mera constatación o vivencia de ellos en propia carne o en la del prójimo que me consulta su situación. Pero el tema no se ciñe únicamente a los sentimientos, como has podido ver en mi comentario anterior.

    ¿Crees sinceramente que los sentimientos son reacciones químicas? (si te estás dando cuenta, el vocabulario que estoy empleando está plagado de un término que, según parece, no es muy de vuestro gusto: la creencia, je-je). ¿Cómo acercarnos si no a esta realidad, inabordable actualmente por medios físicos?

    Podemos constatar que, al hilo de un sentimiento, coincide en el tiempo, en el cerebro, un aumento o disminución de un neurotransmisor (dopamina, serotonina, epinefrina…); pero, si aíslas ese acúmulo o disminución del neurotransmisor, ¿podríamos decir que tenemos aislado un poquito o un muchito de miedo, tristeza, rabia, en el tubo de ensayo o en una placa de Petri? En el cultivo de bacterias, ¿veríamos a un colectivo de bacterias ‘cabreadas’ o ‘depres’?

    Como te puedes imaginar, estoy haciendo de abogado del diablo, dado que estoy convencido de la necesidad de abordar este tipo de cuestiones desde otros ámbitos que, repito, no os gusta nada a las personas que restringís el mundo a la percepción de lo mensurable.

    Repito, y perdóname la insistencia, las preguntas del anterior comentario, aunque sea con otras palabras: ¿Cómo catalogar lo intangible? ¿Real vs. irreal? ¿El método de Sagan es viable para todo tipo de eventos? Sé que el terreno dialéctico no es mi fuerte, pues desde joven no me incliné por esos derroteros, ni por la Filosofía ni esas ‘mandangas’ (perdón, no quiero herir la sensibilidad de nadie, si es que existe la sensibilidad).

    Con estos comentarios (quizá un poco exagerados de estilo) solamente pretendo hacer ver de una manera desenfadada que, para según qué cosas, la Ciencia no da respuesta óptima a la realidad llamémosla ‘intangible’, con lo que se da puerta abierta a la existencia de fenómenos no probados…, según mi humilde forma de entender la realidad.

    Salud para ti y los tuyos.

  11. #11.- Enviado por: omalaled

    El día 12 de enero de 2009 a las 01:07

    SIlvano: sin ir más lejos, si tienes determinados sentimientos, te tomas cinco vasos de vino, coges una buena borrachera y lo verás todo del color de rosa. Los sentimientos han cambiado. O si alguien recibe un buen porrazo en la cabeza puede quedar con secuelas psíquicas. Ya ves que la química o un empuje mecánico altera todos los conceptos de los que hablas, y eso es una clara consecuencia de que el cerebro es pura química y física. No es algo irreal o intangible.

    Sucede que es difícil de aceptar que no somos más que eso. Si a ti te hubieran dicho hace 100 años que se podría cambiar una persona manipulando una larga y compleja molécula te hubieras partido de risa, pero ahora te lo tomarías muy en serio.

    De lo que me hablas, sensaciones, consciencia, ideas, etc., no son cosas intangibles ni forman parte de fenómenos no probados. Hoy está siendo estudiado por miles de científicos y desde un punto de vista “mensurable” y científico.

    Salud!

  12. #12.- Enviado por: Mormakil

    El día 12 de enero de 2009 a las 14:47

    El número de bajas si se tuviese que luchar casa por casa en la guerra contra Japón es la “excusa” que más se invoca pero no está muy claro. En 1945 Japón hizo varios intentos de negociar un armisticio con EE.UU. La guerra en Europa se estaba acercando a su fin, y Japón sabía que en cuanto acabase todos los esfuerzos de guerra de EE.UU. se volcarían en el frente del Pacífico, que ya estaban ganando. Llegó a contactar con Stalin para que mediase con sus “aliados” de EE.UU. en una negociación aunque no está muy claro si Stalin transmitió el mensaje. Lo que sí hizo fue aprovechar para lanzar una ofensiva relámpago sobre Manchuria, (si los japoneses quieren negociar es que están débiles… a por ellos). Los informes de inteligencia de la Segunda Guerra Mundial aclararían muchas cosas si se tuviese acceso a ellos. ¿Eran en EE.UU. conscientes de los intentos de negociación de Japón? ¿Fue el bombardeo atómico un medio de evitar un mayor número de víctimas? ¿Fue un medio de provocar la rendición incondicional (como así fue) y la humillación de Japón y asegurar su influencia en el Pacífico?

  13. #13.- Enviado por: Toro Sentado

    El día 12 de enero de 2009 a las 16:45

    Estoy de acuerdo con Omalaled en que no se puede culpar a la ciencia de la bomba atómica y demás desastres humanos.

    La ciencia tiene la obligación de expandir el conocimiento humano cosa que es necesaria y loable (en todo caso ha de tener límites en cuanto a los medios que use para cumplir su fin, pero eso ya es otro tema).
    Pero hay que tener en cuenta que no es lo mismo descubrir los principios físicos de la bomba atómica que participar activamente en la construcción de una.

    Por otro lado cuando Oppenheimer decía que “A mí qué me cuentan yo soy científico, los responsables son otros” me parece que se lavaba las manos en un asunto donde las tenía bien manchadas.

    No vale hacer desdoblamientos de personalidad en esto de la ética, aunque uno sea científico no puede cepillarse la responsabilidad de encima ya que además de tecnólogo uno es persona y como tal tiene responsabilidad sobre todo lo que hace.

    Además, al construir la bomba actuaba como técnologo y no como científico, y la tecnología sí tiene responsabilidad sobre lo que construye o no.

    Felicidades Omalaled, como siempre leo con atención tus muy interesantes posts

  14. #14.- Enviado por: antoñito

    El día 12 de enero de 2009 a las 23:50

    Más con respecto las victimas. Unas reflexiones.

    - Desde un punto de vista fríamente matemático parecen equivalentes el hacer una acción (como tirar una bomba) que directamente mata centenares de miles de personas y el no emprender una acción (llámese negociación o similar) que pueda salvar un número similar de muertes. Sin embargo la gram mayoría de gente no lo ve así.

    - Exagerando el apartado anterior. ¿se puede considerar un crimen el matar a una persona que muy probablemete si sigue con vida acabe matando varias personas? ¿No estaríamos salvando vidas?

    - Suponiendo que la superpoblación nos llevará a la autodestrucción en pocas generaciones, ¿… (ésta me la callo)

    - Matar una persona parece algo horrible, pero matar cualquier otra vida (animales, insectos, plantas, …) parece menos grave. Me pregunto si realmente somos tan importantes.

    ¡joer, mejor me callo!

  15. #15.- Enviado por: Macluskey

    El día 13 de enero de 2009 a las 13:31

    Mormakil:

    Yo también he leído que Japón intentó negociar en 1945… pero ¿qué Japón? Porque la mayoría de la élite dirigente japonesa (no tanto Hirohito, que a pesar de ser divino y bla, bla, bla, era una figura decorativa, sino la cúpula militar que dirigía de facto el país) prefería hacerse el harakiri antes que rendirse.

    Con un fuerte bloqueo económico, sin combustible, con escasos recursos, la consigna seguía siendo “Resistir a toda costa: la victoria final será nuestra”. (Por cierto, ¿Te recuerda a Hamás, por ventura, sin ir más lejos?).

    Y por otra parte, en el otro lado del mundo, con un régimen igual de fanático que el japonés (aunque la mentalidad de la población europea era bastante más abierta y tolerante con los extranjeros que la japonesa, tras siglos de aislamiento obligatorio), es decir, en Alemania, hizo falta conquistar literalmente el bunker del Führer en Berlín para conseguir la rendición. Y a todo esto, los japoneses habían descubierto (y utilizaban todo lo que podían) su “arma definitiva”: los kamikazes. Buenas perspectivas para el resto de la guerra, desde luego.

    Con esas premisas, no es de extrañar que el Alto Mando estadounidense prefiriera acabar el conflicto por la vía rápida, y conseguir la rendición sin condiciones, no un armisticio. Visto lo que pasó con el Armisticio de Versalles que acabó con la Primera Guerra Mundial, y que fue de algún modo el origen de la Segunda… nadie entre los aliados quería oír hablar de armisticio: sólo la rendición incondicional era aceptable en esos años y esas circunstancias.

    Desde luego, difícil decisión, con muchas aristas, ventajas e inconvenientes. No me hubiera gustado estar en el pellejo de Truman, desde luego.

    Saludos

  16. #16.- Enviado por: omalaled

    El día 14 de enero de 2009 a las 02:00

    Toro Sentado: cierto, Oppenheimer tenía las manos bien manchadas, de acuerdo. Cuando se lanzó la bomba, le confesó a Truman eso mismo: que tenía las manos manchadas de sangre. Truman le dio su pañuelo y le dijo. ¿quiere secárselas?

    El tirar la bomba atómica fue una decisión política, lo mismo que utilizar armas, tanques, aviones, etc. Todo ello tiene detrás una buena base científico-tecnológica.

    Todos los que trabajaron en la bomba creían que los alemanes también la estaban fabricando y quisieron adelantarse por el miedo que tenían a Hitler. Yo creo que ni se imaginaban lo que estaban haciendo hasta que la vieron explotar.

    Es un tema muy complejo. Sinceramente, en caso de guerra y de ser Oppenheimer, tal vez hubiera actuado como él. Como quizas me cuesta más entender es como Truman.

    Salud!

  17. #17.- Enviado por: Toro Sentado

    El día 14 de enero de 2009 a las 16:23

    Reconozco que la situación era complicada y que yo mismo no se como hubiera actuado.
    Una cosa es verlo en la distancia y otra ser el protagonista de la historia.
    De todos modos es bueno meditar sobre ello y hacer divulgación de estos temas más que nada para ver si se puede evitar que vuelva a suceder algo así

  18. #18.- Enviado por: Rawandi

    El día 14 de enero de 2009 a las 17:55

    Hola Omalaled. Respecto a si la ciencia y la religión son conciliables de manera lógica, ¿Wolpert qué opina, que sí o que no?

  19. #19.- Enviado por: omalaled

    El día 16 de enero de 2009 a las 01:16

    Rawandi: pone sobre el tapete las contradicciones (mientras en una hay que creer sin ver, en la otra es todo lo contrario), pero no se define del todo porque cita tanto científicos de renombre que han sido profundamente ateos, como también los ha habido profundamente creyentes (el ejemplo más claro de este último grupo es Michael Faraday; aunque a mí me encanta la frase de su discípulo John Tyndall que decía que mientras abría la puerta del oratorio, cerraba la del laboratorio). Contra quien sí arremete es contra los creacionistas. Pero explica básicamente, que la ciencia no está en condiciones de contradecir lo que llama “experiencia religiosa”. Vamos, el clásico “no se puede demostrar que no es así”.

    Aun así, después de haber leído algún que otro libro que trata estos temas, uno ve por dónde va su pensamiento a la hora de escribir. Hay divulgadores a los que se les ve claramente que son creyentes. Wolpert no me lo ha parecido. Me ha dejado la misma sensación que Carl Sagan: expone los argumentos quedando al margen y dejando que sea el lector quien saque las consecuencias. Pero ha sido así con todos los temas. Es un tanto a favor del autor.

    Salud!

  20. #20.- Enviado por: utresivesi

    El día 16 de enero de 2009 a las 12:21

    Hace un año aproximadamente que descubrí tu blog.
    Todos los días lo consulto esperando una nueva historia.
    Muchas gracias.

  21. #21.- Enviado por: antoñito

    El día 16 de enero de 2009 a las 23:56

    ¿Aquellos que siembran un odio que más adelante se convierte en muchas muertes son responsables de ello?
    ¿Aquellos que pueden acabar con millones de muertes de los que tienen muy poco y no lo hacen, son responsables de ello? (poseedores de grandes fortunas o gobiernos que dan cantidades de dinero enormes e indignas a la banca)
    Desde un punto de vista frío y calculador me parece que si se critica a los responsable de la bomba se debería criticar a todo el que pueda colaborar en que haya muchas menos muertes en el futuro.
    (me permito un guiño a Asimov:) La “psicohistoria” debería ser asignatura obligada en la judicatura.

  22. #22.- Enviado por: David.

    El día 17 de enero de 2009 a las 19:28

    En mi opinión es bastante diferente la mejora de las facultades genéticas al alcance sólo de unos pocos con que sólo unos pocos puedan pagarse las mejoras academias o profesores privados.

    Es cierto que los mejores colegios podrían estar disponibles sólo para unos pocos, y que serían ellos los que podrían salir, en términos generales, mejor preparados y alcanzar mejores puestos de trabajo en el futuro. Pero las palabras claves aquí son “en términos generales”. En las sociedades justas y democráticas (como la nuestra) es posible que los más humildes de origen puedan llegar muy lejos, gracias entre otras cosas a que se han creado unas infraestructuras, como la enseñanza básica obligatoria y gratuita para todos (desde la ley Moyano hasta nuestros días). Quizá lo tengan más difícil, pero pueden hacerlo.

    Con la ingeniería genética al alcance de unos pocos se establecería una práctica de desigualdad brutal: la brecha sería prácticamente insalvable entre aquellos que han sido mejorados y los que no.

    Lo cierto es que la aparente aleatoriedad en el reparto de ciertos dones, tales como la inteligencia, es un principio igualador, que permite que alguien humilde (repito, en una sociedad con igualdad de oportunidades) pueda ser un gran científico, un brillante ingeniero o un buen juez.

    Si la genética entra en acción para sólo unos pocos, nos cargaremos la igualdad de oportunidades.

  23. #23.- Enviado por: Macluskey

    El día 17 de enero de 2009 a las 20:11

    Manuel Pimentel (sí, aquél que fue Ministro de Trabajo con en el primer Gobierno de Aznar, y dimitió porque no estuvo de acuerdo con el llamado “decretazo”) escribió una novela llamada “Peña Laja”, en la que habla precisamente de la mejora genética… para exponer una hipótesis muy interesante:

    Que la forma de vida dominante en la Tierra no somos los homo sapiens… sino el ADN.

    El ADN habría utilizado a unas especies o a otras a lo largo de los eones para ir perfeccionándose, consiguiendo mejores especies cada vez que ayuden a expandirlo. Pero ahora se encuentra en un callejón sin salida: su mejor resultado, nosotros, los homínidos listos, se niegan a seguir evolucionando, estancando la evolución natural del ADN. Y por eso, la investigación genética es inevitable, porque el ADN lo quiere así, se aplicará, y dará como resultado un ADN mejor que estará contenido en una especie mejor… y la especie anterior deberá desaparecer, como ha pasado siempre en la Naturaleza (que se lo digan a los Neanderthales, sin ir más lejos).

    Es claramente una teoría descabellada, inventada por un señor que no sabe nada de biología.

    …O no.

    A mí, me dio mucho que pensar; no sé a vosotros qué os parece.

    Saludos

  24. #24.- Enviado por: Meh

    El día 20 de enero de 2009 a las 17:56

    Me quedo con: “la ciencia no está en condiciones de contradecir lo que llama “experiencia religiosa”.”
    Porque, aunque un golpe en la cabeza puede disminuir las capacidades del cerebro, un trauma completamente emocional puede cambiar la quimica del cerebro. O sea, que es el proceso a la inversa, en el que lo intangible afecta y cambia lo material, como son las reacciones quimicas de un cerebro que ya no es sano por razones inmensurables.
    Toca que la Ciencia explique estas cosas, y por fin lo esta intentando. Pero la verdad es que ya hace mucho tiempo que la humanidad sabe que el ‘software’ afecta el ‘hardware’, y no hizo falta la Ciencia para ello. Ninguna escuela del conocimiento deberia reclamar el derecho de ser la verdad mas verdadera.

  25. #25.- Enviado por: omalaled

    El día 20 de enero de 2009 a las 21:42

    utresivesi: gracias a ti, por ser habitual lector. Un día he de dedicar un post a elogiar a mis lectores, porque da gusto.
    antoñito: traduzco la pregunta… ¿son los votantes de un partido político responsables de las acciones de este? ¿y si una vez hechas las acciones, lo vuelven a votar?
    David: imagino que lo mismo que piensas ahora versus la genética, lo imaginaron los primeros que vieron que sólo los ricos eran los que podían llevar a la escuela a sus hijos. No sabemos si la diferencia será insalvable o no.
    Macluskey: me recuerdas mucho a la tesis defendida por Richard Dawkins en El gen egoísta en el que dice que la vida es un medio que utilizan los genes para perpetuarse. O sea, que somos máquinas para sus fines. Interesante.
    Meh: recuerda que es la opinión del autor. Yo no estoy del todo de acuerdo. Aunque la ciencia no pueda decir nada en cuestiones de religión sí puede decirse lo que es razonable y lo que no lo es. Para empezar, la experiencia religiosa no cruza barreras. ¿Has visto algún cristiano volverse hinduísta? Hay otras muchas preguntas y dogmas que la religión plantea y que son totalmente ilógicas y ahí la ciencia sí puede entrar.

    Por otro lado, Ninguna escuela del conocimiento deberia reclamar el derecho de ser la verdad mas verdadera. Hay “categorías” de verdad. Está la verdad islámica, la cristiana, la de los navajos, … la científica, etc. ¿Qué méritos debe tener una verdad para que alguien cambie de una verdad a otra? Pues fíjate: la ciencia (si quieres, la verdad científica) es la que tiene más conversos sin adoctrinamiento, y una cosa más: es la única capaz de decir que estaba equivocada si hay evidencias. ¿No son
    diferencias fundamentales entre tipos de “verdad”?

    Salud!

  26. #26.- Enviado por: colego

    El día 4 de febrero de 2010 a las 12:10

    buenos dias!
    me gustaria saber donde puedo conseguirlo, si saben de alguna libreria online, o de alguna en palma de mallorca o madrid que lo tengan,
    muchas gracias

  27. #27.- Enviado por: omalaled

    El día 4 de febrero de 2010 a las 17:34

    Yo lo conseguí en las bibliotecas de la Diputació. Su web es http://sinera.diba.cat

    Allí puedes ver todos los libros de todas las bibliotecas adscritas. Y no son pocos.

    Salud!

  28. #28.- Enviado por: Fernando

    El día 6 de septiembre de 2013 a las 13:41

    La filosofía de la ciencia, ¿es realmente útil? Resulta que en las carreras de ciencias no se da ninguna asignatura de “filosofía de la ciencia”. Una persona puede ser Licenciado en Química o Biología, etc. sin saber quién es Popper.

    Los científicos no necesitan notarios que certifiquen la calidad de sus productos.

  29. #29.- Enviado por: Fernando

    El día 6 de septiembre de 2013 a las 13:42

    A los que justifican el lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima:

    ¿Sería lícito usar otra vez una bomba atómica en alguna otra guerra o conflicto?

    Por ejemplo: una bomba atómica lanzada por los palestinos contra una ciudad israelí.

Post a comment


5 × dos =

Esta web utiliza cookies, ¿estás de acuerdo? plugin cookies ACEPTAR