Un químico músico o un músico químico

Publicado el 2 de agosto de 2006 en Historias de la ciencia por omalaled
Tiempo aproximado de lectura: 5 minutos y 26 segundos
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Hoy quisiera hablaros de Alexander Porfirevich Borodin (1833-1887). No, no os habéis equivocado de blog y no estáis en retroklang (a quien junto con medi, por decirme en el artículo de Mendeleyev un comentario respecto a él, les dedico el post). Los amantes de la música clásica (mejor, de la romántica) harán sus delicias con nuestra historia de hoy.

Para empezar, decir que Borodin es aquél que junto a Mussorgsky, Cui, Balakirev y Rimsky-Korsakov formó el llamado “Grupo de los Cinco“. Tanto si lo conocéis como si no, os pido que escuchéis, sobre todo, el primer minuto del vídeo siguiente, o su totalidad mientras leéis la historia:

Seguro que os ha sonado. Es la obra “El Príncipe Igor”, que fue completada por Rimsky-Korsakov. Pues bien, que ronde esa melodía por vuestras cabezas mientras leéis el resto de la historia pensando que la música, según él, no era su profesión sino su afición. En realidad se dedicaba a la química. En 1987 se celebró el centenario de su muerte. Las menciones de sus investigaciones en química apenas se dejaron ver en frases esporádicas. Su vida fue un vivir a dos bandas y aunque todo el mundo lo considera un músico, él siempre consideró que su profesión era la de químico. Ironías de la Historia.

En 1877, durante un viaje a Alemania para presentar a dos de sus estudiantes en la Universidad de Jena, tuvo ocasión de conocer a Liszt:

- Soy un músico dominguero – le dijo.
- El domingo es un día de celebración – fue la respuesta de Liszt.

Nacido en San Petersburgo fue hijo natural del príncipe Luka Stephanovich Gedianishvili y la joven Avdotia Konstantinova Kleinecke. El padre no lo reconoció legalmente y lo hizo registrar como hijo de un tal Borodin, sirviente suyo. No obstante, procuró que recibiera educación completa, incluidas lecciones de piano y el aprendizaje del alemán, francés e inglés. A los 14 años hablaba todas esas lenguas y era capaz de hacer ensayos técnicos en italiano.

Con 9 años hizo su primera obra musical, llamada Elena, dedicada a una niña de la que estaba enamorado. A los trece años, mientras componía un trío para dos violines y un chelo sobre un tema de Meyerbeer, se había construido un laboratorio en casa. Su madre estaba preocupadísima ya que se temía explosiones y fastidiaba con las emanaciones que salían de su improvisado laboratorio.

A los 17 años se hizo estudiante de medicina, pero se apasionó por la química por tener como profesor a Nikolai Zinin, que había sintetizado la anilina. Este profesor le dijo en cierta ocasión:

“Señor Borodin, sería mejor que escribiera menos canciones. Usted pierde demasiado tiempo: un hombre no puede servir a dos amos”

Se licenció en medicina eximia cum laude y fue contratado en un hospital militar en 1856. Pero estaba claro que la práctica de la medicina no hubiera sido un buen camino ya que se desmayaba cuando veía la sangre.

El 15 de mayo de 1858 presentó una tesis sobre las propiedades químicas y toxicológicas del arsénico y del fósforo. Fue la primera vez que la Academia de Medicina y Cirugía de San Petersburgo aceptaba una tesis en ruso y no en latín.

En 1859 fue enviado a Alemania donde contactó con hombres de la talla de Bunsen, Erlenmeyer, Helmholtz y Kirchoff. Un año después viajó por Alemania y Suiza junto al gran Mendeleyev. Los dos participaron en el famoso congreso internacional de Karlsruhe, que marcó un giro en la teoría molecular gracias a Stanislao Cannizzaro, de Palermo, quien logró hacer que se aceptaran las olvidadas y oscuras hipótesis hechas 50 años atrás por otro italiano llamado Amadeo Avogadro. Con 27 años Borodin fue miembro del comité organizador (Mendeleyev quedó totalmente impresionado por las ideas expuestas en ese congreso).

En la primavera de 1861, en Alemania, conoció y se enamoró de una pianista rusa llamada Ekaterina Sergenineva Protopopova, quien le hizo admirar a Chopin, Liszt y Schumann. Más tarde, se casó con ella. Dado que Ekaterina tenía tuberculosis se mudaron a Pisa por su clima templado. Allí Borodin se dedicó a la síntesis de derivados aromáticos fluorados. Sus resultados los publicó en Nuovo Cimento, una revista científica.

En Pisa tampoco cesó su actividad musical. Todo lo contrario: además de tocar de vez en cuando el chelo en la orquesta del teatro de la ópera, hizo amistad con diferentes músicos locales. En la primavera de 1862 improvisó frente a Menocci una fuga que asombró a este último y compuso la Tarantella en re mayor para piano a cuatro manos.

Sin embargo, lo curioso del asunto es que mientras la parte musical de Borodin es muy conocida, no lo ha sido así su trabajo científico. La enciclopedia Ullmann de química industrial de 1956 mantenía que el primer compuesto orgánico del flúor fue sintetizado por Lenz en 1877 pero es que Borodin lo había hecho en Pisa 15 años antes. Compitió con Friederich August Kekulé (quien descubrió soñando, según afirmó, que los compuestos de Carbono pueden formar anillos, como el benceno), que en aquel momento trabajaba en el mismo tema que él: la condensación de los aldehídos. Ambos se acusaron pública y recíprocamente de apropiación de su trabajo.

En 1872 publicó una serie de investigaciones que supusieron el nacimiento de la condensación aldehídica, todavía hoy de gran interés en química, haciéndolo simultáneamente el francés Charles-Adolphe Wurtz, a quien se atribuye todo el mérito.

Pero todavía hay más: descubrió un método general que permitía transformar los ácidos orgánicos en bromuros. En aquel momento fue ignorado y tuvieron que pasar nada menos que 73 años para que fuera redescubierto por otros. Hoy se conoce como reacción de Hunsdiecker.

Se ocupó de los desinfectantes, del opio, del análisis del té. En 1876 desarrolló un método para el análisis cuantitativo de la urea que durante un tiempo tuvo una gran aplicación en el análisis de la orina.

Y por si fuera poco, fue también un gran profesor. En 1872 fue profesor de química de un curso para mujeres, el primero de este tipo en Rusia, nacido por iniciativa suya y de otros científicos de su alrededor. Daba conciertos de beneficencia en favor de las alumnas necesitadas. Dicho curso terminó por decreto del gobierno zarista que siempre le había hostigado. Se le vio llorar por ello.

Menos de dos meses después murió en un baile de disfraces organizado para sus dos hijas adoptivas de un infarto. El destino quiso que muriera, precisamente, con el traje típico del campesino ruso, con altas botas y casaca roja. Tenía 53 años.

Fue enterrado en el cementerio Tikhvin del monasterio Alexander Nevsky, al lado del sepulcro de Mussorgsky, en San Petersburgo, donde se conserva un busto de él. Al igual que Mendeleyev, su ataúd fue llevado a hombros, con gran afecto, por sus estudiantes.

Si destacar en una faceta, sea la que sea, es difícil, ya me diréis si no lo es hacerlo en más de una, en temas tan diferentes y de esa manera tan espectacular; podemos afirmar que su extraordinario profesor, Nikolai Zinin, se equivocó: sirvió perfectamente a sus dos amos, la música y la química.

Quien mejor resumió su vida en una frase fue Rimsky-Korsakov: Borodin tarareaba sus composiciones mientras estaba en el laboratorio, o interrumpía improvisadamente una dirección musical para correr a apagar el mechero Bunsen bajo un matraz que se estaba calentando demasiado.

Fuentes:
“El secreto de la química”, Gianni Fochi
“Musicalia (Enciclopedia y Guía de la música clásica, Tomo I)”
http://es.wikipedia.org/wiki/Alex%C3%A1nder_Borod%C3%ADn
http://www.geocities.com/cahmn/Essays/Borodin.htm



Hay 16 comentarios a 'Un químico músico o un músico químico'

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  1. #1.- Enviado por: Karlos Calonge

    El día 3 de agosto de 2006 a las 02:27

    Aquesta vegada m’has sorprés, encara més que les altres.
    No entenc res de ciència (ja ho he demostrat en algun comentari…) però aquesta meravella de peça l’he tocat unes 4 vegades. Si, jo també soc un músic dominguero!
    Així que, ara que puc opinar en plenes facultats, vull dir que interpretar aquesta obra dins d’aquest temple convertix el segon temps en un mar rebolicat, on es pràcticament imposible trobar el tempo!
    Imagineu com s’escoltaria en un gran saló, però de sostre baixet, i forrat de fusta!!
    Ja se que no te res a veure, però ara ja ho he dit.

    Salut, amic!

  2. #2.- Enviado por: Sergio M

    El día 3 de agosto de 2006 a las 11:39

    Resulta muy agradable leer tus artículos también en periodo vacacional.

  3. #3.- Enviado por: omalaled

    El día 3 de agosto de 2006 a las 15:52

    Karlos: ni soc en Liszt ni tú en Borodin, però a això de dir que ets un “músic dominguero” et contestaré:

    - El diumenge es un dia de celebracions

    M’alegra saber que coneixies Borodin abans d’aquest article ;)

    Sergio M: pensaba dejarlo a partir de la semana que viene … pero tu comentario me ha animado a no hacerlo.

    Salud!

  4. #4.- Enviado por: Kuroma

    El día 3 de agosto de 2006 a las 17:27

    Buen articulo, como siempre omalaled. Como demostró Borodin, creo que la sciencia no está reñida con el arte. Por ejemplo, yo soy un entuciasta de la ciencia y la tecnología y mi página web personal es de poesía, mi otra gran pasión en la vida. Un cordial saludo. Espero volver a leerte pronto.

  5. #5.- Enviado por: carri

    El día 3 de agosto de 2006 a las 20:34

    Muy chulo el comentario. El principe Igor es una obra que siempre me ha gustado mucho, no sabíd de las otras facetas de Alexander Borodin.

    Un saludo

  6. #6.- Enviado por: Ferre

    El día 3 de agosto de 2006 a las 21:04

    ¡Anda! ¡Así que era esto! Pues es una sorpresa mayúscula. Por supuesto, ni que decir que no tenía ni idea de esta faceta científica suya. Ni remotamente.

    Si hubiera sido un simple aficionado, sería curioso, aunque quizás no remarcable, pero siendo como fue un químico de altura y reconocimiento internacional, es realmente soprendente. Y no sólo precocupado por la ciencia en sí, sino también por su enseñanza.

    Gracias a ti, uniendo en este post dos campos tan queridos por mí como son la ciencia y la música, desde ahora, cuando escucha las notas de las Danzas Polovotsianas del Principe Igor imaginaré moléculas y pipetas colocadas en el pentagrama mezclados con las corcheas y las semicorcheas.

    También, desde hoy, Borodín dejará de ser compositor a secas en mi cabeza, para pasar a ser químicompositor.

    Saludos,

    Ferre

  7. #7.- Enviado por: Consumidor irritado

    El día 3 de agosto de 2006 a las 21:52

    Solo conocia al musico, no al cientifico y profesor, Ha sido un gran descubrimiento. La idea de leer la historia escuchando la musica, todo un acierto, me ha encantado. ¡Gracias!

  8. #8.- Enviado por: foo - bar

    El día 3 de agosto de 2006 a las 23:24

    Hola y felicidades lo primero de todo por estos pedazo de posts que te marcas.

    Para añadir algo más de información a la faceta musical de Borodin querría añadir un enlace a su sección en Classic Cat (está en inglés), un directorio de música clásica con gran cantidad de mp3s de música clásica cuya descarga es gratuita.

    En concreto para Borodin se pueden descargar un par de composiciones suyas.

    Un saludo y gracias por los artículos!

  9. #9.- Enviado por: omalaled

    El día 4 de agosto de 2006 a las 00:26

    Me alegro que os haya gustado pero me alegra mucho más que lectores de un blog de ciencia conozcan figuras del arte.

    Por si os interesa. En el segundo enlace (en inglés), hay un párrafo en que su autor comenta que habiendo conocido esa faceta de Borodin buscó más personajes con conexiones entre la música y la ciencia y encontró varios (de los que fácilmente podréis encontrar información por Internet).

    Michael Arne, el hijo del compositor de “Rule Britannia”, Sir William Herschel, Patrick Moore, Thomas Campion y sorprendentemente (según él) Hildegard von Bingen. John Christie, fundador del Glyndebourne festival fue al principio profesor de ciencia. Además, John Shirley-Quirke, uno de los más famosos barítonos tenía estudios en química de la Universidad de Liverpool. Yambién habla de química y de Sir Edward Elgar.

    Debo reconocer mi ignorancia en algunos de ellos, pero siempre hay que abrir las puertas para quien quiera profundizar …

    Adjudicado el “quimicompositor” para Borodin. Tal y como se inventan números IBSN y otras cosas para blogs, si alguien pone de moda himnos para los mismos, reclamo las Danzas Polovotsianas del Principe Igor, de Borodin, para Historias de la Ciencia.

    Salud!

  10. #10.- Enviado por: omalaled

    El día 4 de agosto de 2006 a las 00:30

    Ah!, foo – bar y gracias por tus palabras y por los enlaces.

    Salud!

  11. #11.- Enviado por: Emilius

    El día 4 de agosto de 2006 a las 10:31

    Otra vez, maravilloso artículo, maravillosamente redactado y maravillosamente ilustrativo.
    Soy un auténtico adicto a tu blog, ¡¡enhorabuena y gracias!!

  12. #12.- Enviado por: omalaled

    El día 4 de agosto de 2006 a las 23:27

    Muchas gracias, Emilius

    Salud!

  13. #13.- Enviado por: Cacciaguida

    El día 5 de agosto de 2006 a las 21:00

    Un saludo y buen blog.

    http://alighieri.bitacoras.com/

  14. #14.- Enviado por: Dixie

    El día 17 de agosto de 2006 a las 21:45

    Muy bueno el artículo! muy interesante,

    un pequeño baile de letras en el nombre del otro compositor genial: Liszt

  15. #15.- Enviado por: omalaled

    El día 17 de agosto de 2006 a las 22:13

    Gracias

    Baile de letras … ¡menudo meneo!. Lo arreglaré cuando tenga un momento …

    Gracias
    Salud!

  16. #16.- Enviado por: panta

    El día 14 de mayo de 2007 a las 17:26

    Como siempre, te agradezco especialmente que cites fuentes donde poder aprender más.
    Gracias

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