[Libro] Neurocultura

Publicado el 4 de julio de 2011 en Libros por omalaled
Tiempo aproximado de lectura: 9 minutos y 28 segundos
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Este es el segundo libro que leo de su autor, Francisco Mora, quien es un médico que se ha dedicado a la neurocultura. El autor define cultura como Ese complejo marco que incluye conocimientos, creencias, arte, moral, derecho, costumbres y cualquier otra capacidad y hábito adquirido por el ser humano en tanto que miembro de una sociedad y transmitido de generación en generación. Y si ya es difícil definir la cultura ya de por sí, definir “neurocultura”. Os hago el habitual resumen con los detalles que más me han llamado la atención.

Lo primero que hay que plantear es que en el cerebro no hay nada sobrenatural. Todo es pura química y física, y por tanto, es posible que podamos estudiarlo. Ahora, si toda actividad humana, nuestras formas de pensar, nuestros estilos de vida, nuestras concepciones de la economía, del arte, la moral, la religión, nuestras tomas de decisiones, nuestras relaciones con los demás; todo, absolutamente todo está en nuestros cerebros; entonces tiene que haber algún mecanismo físico que podamos observar en el cerebro. Muchos de estos pensamientos están relacionados no ya con el cerebro, en general, sino con algunas de sus partes. En una palabra:  La actividad mental es actividad cerebral y, por tanto, susceptible de análisis por la investigación científica (Churchland).

La pregunta es, ¿de qué manera la actividad de los circuitos cerebrales se convierten en pensamientos, emociones y conducta; y cómo las lesiones de esos circuitos dan paso a conductas anormales y criminales?

El cerebro, único ejecutor, da como expresión visible la conducta, siendo ésta, a su vez, el producto de una sensación o percepción, una memoria o un pensamiento. No hay “fantasma” en la máquina. No hay espíritu, si por éste se entiende un integrante del ser humano cuya naturaleza sea diferente a la biología con la que se nace y se muere.

Conclusión:

  1. La actividad mental es actividad cerebral y, por tanto, susceptible a los métodos de investigación científica.
  2. La neurociencia necesita de la ciencia cognitiva para conocer qué fenómenos requieren ser explicados. Para entender los fenómenos, es insuficiente basarse simplemente en la sabiduría popular o en la introspección.
  3. Es necesario entender muchos de los niveles de organización del cerebro.

Y si estudiamos el cerebro en el momento que está haciendo sus procesos para sus ideas o sentimientos, hemos de hablar de las partes del mismo que están implicadas y hablaremos de todas ellas anteponiendo el prefijo “neuro”, o sea, neuroética, neurofilosifía, neuroteología, neuroeconomía, etc.

Las consecuencias de estos conocimientos pueden ser sorprendentes. Por ejemplo: los valores y los juicios morales, ¿emanan del cerebro? Es una pregunta que tiene dos posibles opciones como respuesta. Como dice el autor:

O bien la moral, el razonamiento moral, y los valores morales y las normas que derivan de ellos vienen emanados de Dios y, por tanto, la teología tiene casi todo que decir, o bien derivan de los seres humanos mismos, de su proceso evolutivo, de su propia biología en intercambio constante con sus culturas y por tanto, de su propio cerebro y sus códigos de funcionamiento. En este último caso, la ciencia, la neurociencia en particular y la propia filosofía (neurofilosofía) serían entonces las que tendrían mucho de qué hablar.

Un concepto que puede chocar de frente a algo que aceptamos como falso o, simplemente, que nos cuesta aceptar es los cerebros cambian físicamente con el tiempo y con las circunstancias y eso hace que las personas sean diferentes a lo largo del tiempo. Hemos de aceptar, por otro lado, que hay medicamentos que pueden alterar nuestros circuitos neuronales y, por tanto, cambiar muchas de estas cosas.

La elaboración de un razonamiento o juicio moral, y su consecuencia en la conducta, requiere la activación de ciertos circuitos neurales en el que participan muchas y diferentes áreas del cerebro. Hay nodos clave cuya lesión o alteración por drogas u otras manipulaciones pueden influir y alterar conductas.

El caso más paradigmático es el de Phineas Cage, cuyo daño transformó una persona modélica en un ser con una conducta reprochable, grosera y poco respetuosa con las normas éticas. Hoy se conocen más casos de claros de violaciones de las normas éticas y la localización de los daños cerebrales por técnicas de neuroimagen. Se sabe de personas que, conociendo bien las consecuencias, a veces dramáticas, pueden tener una conducta antisocial que no pueden evitar. Incluso personas que no tengan alterado su poder cognitivo, pues saben qué es lo correcto o incorrecto en el contexto social en el que viven, pero no pueden evitar comportarse del modo en que lo hacen.

Por ejemplo, personas con lesiones en la parte más anterior de la corteza prefrontal producen las personas una pérdida de sentimiento de culpa, lo que les impide valorar las consecuencias de sus conductas a largo plazo. Es interesante que cuando las lesiones en este área del cerebro (bien sea por traumatismos o por cualquier otra razón) se producen a edades muy tempranas, o sea, siendo niños, los defectos producidos son más dramáticos que si se producen a edades adultas.

Se piensa que es debido a que, como consecuencia de la lesión, los nunca habrían aprendido o interiorizado los valores y normas y por tanto no los conocen; mientras que los adultos sí los conocerían, dado que están grabadas en otras partes del cerebro, con lo que sabrían que transgreden las normas, aunque sean incapaces de evitarlo. Mientras que los que hubieran tenido la lesión de niños no sabrían que transgreden las normas, los que la hubieran tenido de adultos sí lo sabrían.

¿Por qué sentimos como sentimos y opinamos como opinamos? Veamos un ejemplo. Si una institución, que se supone seria, nos pide un donativo para dar de comer a gente en una zona donde hay una terrible hambruna y la gente está muriendo sin remedio, ¿es inmoral no dar nada?. Mucha gente piensa que no y que se trata de una libre elección, pero si hay un accidente de coche, la mayoría de la gente pensaría que es inmoral no parar. En ambos casos, la consecuencia es una posible muerte prematura. La pregunta es, ¿cuál es la diferencia? ¿por qué nuestros cerebros trabajan así? Pues bien, parece ser que nuestro cerebro trabaja de forma diferente, utilizando diferentes áreas en función de si estamos “cara a cara” con la persona o la situación.

Hay un asunto que se está debatiendo en el Tribunal Supremo de los EEUU sobre los adolescentes menores de 18 años que sin enfermedad alguna en el cerebro han cometido un brutal asesinato: ¿se les debe sentenciar a pena de muerte? Independientemente de si estáis a favor o no de dicha pena, la cuestión es que por primera vez el Tribunal ha escuchado argumentos que no vienen de los psicólogos, sino de los neurocientíficos y de saber cómo funciona el cerebro humano.

De hecho, se da el caso de un adolescente de 17 años que hizo tal cosa y que ahora tiene 27. Las capacidades de los adolescentes y sus cerebros no funcionan igual que las de los adultos. La corteza preforntal, que se considera un área clave del cerebro en el control de las emociones y los procesos cognitivos, no termina su madurez hasta los 25 o 27 años. De hecho, un tumor o un traumatismo en esa zona a cualquier edad puede llevar al individuo a transgredir los valores morales y éticos que tiene asumidos una sociedad. La pregunta es, ¿es la misma persona aquel adolescente de 17 años y ese adulto de 25 o 27 teniendo en cuenta que su cerebro realmente es diferente y tiene otras conexiones neuronales que pueden hacer cambiar sus juicios?

Y si estas preguntas las encontráis escandalosas, sabed que el año 2002, el mismo Tribunal Supremo de los EEUU utilizó este mismo argumento para abolir la pena de muerte en retrasados mentales. En la Asociación Americana de Psiquiatría se dijo que estos datos no excusan una conducta criminal violenta aunque son un importante factor para los tribunales de justicia considerarlos.

Aquí se plantea una pregunta: ¿qué es la responsabilidad? Está claro que si tu cerebro no funciona correctamente y las áreas en las que deben funcionar estos comportamientos no funcionan (como podría ser en un deficiente mental, por ejemplo) tampoco se te puede hacer culpable al 100%. Es por ello que se habla de neuroética. El profesor Moore, de la Universidad de Pensilvania afirmó que para que haya responsabilidad hay que darle tres criterios en el Derecho:

  1. Debe haber acción.
  2. Estado mental culpable que acompañe la acción.
  3. Que el individuo tenga la capacidad de razonar libremente, o sea, que haya un agente moral responsable.

En neuroimágenes tomadas por PET se ha encontrado una clara relación entre un metabolismo pobre en la región prefrontal y un historial de conducta agresiva y violenta repetitiva, así como relaciones entre la actividad anormal del lóbulo temporal en psicópatas.

Luego hay otros temas controvertidos. Dado que es una ciencia que está empezando y puede llegar algún día a leer el pensamiento de una persona, ¿qué pasará con nuestra intimidad? Hay que recordar que la intimidad es un derecho fundamental recogido en la Constitución. Podría decirse que es básica para la supervivencia social. Ahora bien, ¿imagináis que alguien pudiera leer vuestras angustias y esperanzas, miedos y pensamientos sobre los demás, estrategias de relación, etc.? ¿En qué casos se podría utilizar esa información? ¿Qué ocurriría si todo el mundo pudiera sobrepasar las barreras de contención de nuestra corteza prefrontal y conocer “el loco” que llevamos dentro? ¿Podrían cambiar estos conocimientos nuestra concepción de la responsabilidad? ¿Qué es ser normal?

Si supiéramos mediante técnicas de procesado de imagen cerebral si una persona miente o no, ¿hasta qué punto es ético utilizarlas?

Otro tema es saber por qué tomamos decisiones más o menos arriesgadas, sobre todo, cuando hablamos de economía, de dinero. Si las transacciones económicas están basadas en decisiones humanas, ¿no podría la neurociencia ayudar a saber y entender qué procesos afectan en este tipo de decisiones humanas? De aquí que se hable de neuroeconomía. Lo mismo sucede cuando tomamos una decisión de cualquier otro tipo, cuando escogemos.

A un grupo de niños se les dijo que podían escoger en coger un caramelo inmediato o que si esperaban tendrían dos en vez de uno. La mayoría tomó la primera opción y otros, menos, escogieron la segunda. Lo interesante del experimento es que cuando aquellos niños se hicieron adultos se analizó su personalidad y se vio que los que escogieron la recompensa inmediata eran más impulsivos y viscerales que aquellos que habían preferido esperar; y que estos últimos eran más tranquilos, pensativos y calculadores.

En otro experimento se hicieron diferentes juegos con personas normales (si es que eso existe, pero ya me entendéis) y otras con una lesión en la corteza prefrontal. Los que tenían dichas lesiones siempre hacían las operaciones más arriesgadas que los que tenían el cerebro sin lesión. Y es que el riesgo crea miedo.

Otro tipo de miedo es el que se manifiesta en forma de racismo. En un experimento se mostraba de forma rápida fotos de hombres blancos y negros a blancos mientras se les sometía a una resonancia magnética. Aunque los que observaban (blancos) afirmaban que no habían sentido miedo ninguno cuando veían las fotos de los negros, realmente había una fuerte activación en su amígdala (reacción de miedo). El mismo fenómeno se observó al revés, es decir, mostrando a negros las mismas fotos, pero esta vez la activación se producía al ver a los blancos. Y resulta todavía más interesante que a los blancos no se les activaba la amígdala al ver un negro conocido públicamente, como Denzel Washington, por ejemplo.

El hombre mantiene en común con los animales todos aquellos placeres que le mantienen vivo como individuo y como especie, o sea, comer, beber, dormir, jugar, reproducirse, etc.; pero el hombre, a diferencia de sus congéneres, encuentra placer en otras cosas, como el arte (el autor cita también la religión, pero personalmente estoy en desacuerdo) ¿Por qué percibimos la belleza en las simetrías y en las proporciones áureas? ¿Por qué está eso grabado en nuestros cerebros?

Siempre hemos de recordar, como afirma Edward O. Wilson que:

Todo lo que empíricamente se ha aprendido sobre la evolución en general y sobre los procesos mentales en particular, sugiere que el cerebro no es una máquina ensamblada no para conocerse a sí misma, sino para sobrevivir.

Si llegara un punto en que conociéramos al 100% el funcionamiento de nuestros cerebros, ¿podríamos llegar a sentirnos más predecibles y por ende menos libres? ¿Deberíamos resignarnos a vivir sin absolutos universales y en la felicidad efímera de nuestra propia humanidad?

Un libro informativo, fácil de leer, ameno y de los que da para pensar un buen rato. Por lo menos, hace que uno se conozca a sí mismo un poco mejor.

Título: Neurocultura. Una cultura basada en el cerebro
Autor: Francisco Mora



Hay 7 comentarios a '[Libro] Neurocultura'

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  1. #1.- Enviado por: KC

    El día 4 de julio de 2011 a las 22:22

    Lo único que añadiré es que cuando uno estudia Derecho se percata de que éste no tiene ni puta idea de algo que no sea “él” mismo. Yo creo que es la ciencia menos interrelacionada con otras que existe.

    Supongo que hay que haber estudiado Derecho para entender bien la frase, pero ahí lo dejo.

    Por lo demás, buena e interesante entrada, como siempre.

    Saludos.

  2. #2.- Enviado por: RNB

    El día 5 de julio de 2011 a las 15:39

    Me da la sensación de que la pretendida neurocultura no es más que un redescubrimiento de la frenología.

    ¿Neuroescepticismo?

  3. #3.- Enviado por: omalaled

    El día 9 de julio de 2011 a las 23:21

    RNBNo tiene nada que ver. No te dice cómo es el individuo a través de la forma del cráneo y las facciones, sino que se fija en qué zonas hay activaciones del cerebro cuando se hacen determinadas cosas. Está claro que cuando hay un problema en esas zonas, el individuo puede no comportarse de un modo habitual.

    Esto se hace a través de PETs y RMNs y quien hacen los estudios son médicos.

    Otra cosa es que haya puntos de coincidencia; pero en este caso, el métido científico está detras.

    Salud!

  4. #4.- Enviado por: COSMOPORNO

    El día 14 de julio de 2011 a las 07:16

    Hola a todos,

    os dejo un enlace de un buen blog sobre neurocultura:

    http://pacotraver.wordpress.com/

    Ideal para escépticos.

    Saludos.

  5. #5.- Enviado por: milagros

    El día 19 de julio de 2011 a las 21:30

    oigan que agrado y honor para mi habe encontrado esta pagina a ta cheverenge ha se los juro

  6. #6.- Enviado por: Jorge A. B.

    El día 6 de agosto de 2011 a las 14:22

    Muy buen post, Omalaled. Me encantó. Tengo varios artículos tuyos pendientes de lectura, pero ya me estoy poniendo al día.

  7. #7.- Enviado por: omalaled

    El día 6 de agosto de 2011 a las 21:32

    Nunca podré agradecer lo suficiente los elogios que me hacéis. Me tenéis muy mal acostumbrados.

    Salud!

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