Julian Schwinger

Publicado el 14 de marzo de 2005 en Historias de la ciencia por omalaled
Tiempo aproximado de lectura: 2 minutos y 52 segundos
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Isidor Rabi (premio Nobel de física en 1944), era director del Departamento de Física de la Universidad de Columbia y relataba su encuentro con un joven prodigio. Corría el 1935 y estaba reflexionando sobre un artículo publicado por Einstein, Podolsky y Rowsen (más conocido como paradoja EPR), que trataba de socavar con una paradoja los fundamentos de la teoría cuántica.
 
Estaba leyendo el artículo, y mi manera de hacerlo consistía en llamar a un estudiante y explicárselo. En este caso, el estudiante era Loyd Motz, que ahora es profesor de astronomía en Columbia. Estábamos discutiendo sobre algo y, al cabo de un rato me dijo que había alguien esperando fuera del despacho y preguntó si podía hacerle entrar. Hizo entrar al muchacho: Julian Schwinger, que tenía entonces dieciséis años. Así que le dije que se sentase en algún lugar, y así lo hizo. Motz y yo estábamos discutiendo, y este niño se levanta y zanja el argumento mediante el uso de un determinado teorema matemático frecuentemente utilizado en teoría cuántica. Yo dije:
“¿Quién demonios es éste?”.
 
Bien, resultó que era un novato en el City College al que le estaba yendo muy mal, suspendía sus cursos, no los de física, pero le iba muy mal. Hablé con él un rato y quedé profundamente impresionado. Ya había escrito un artículo sobre electrodinámica cuántica. Así que le pregunté si quería cambiarse, y dijo que sí.

 
Rabi se las arregló, con grandes dificultades y con la ayuda de una carta de recomendación de otro gran físico, Hans Bethe, para que Julian Schwinger fuese admitido en Columbia. Llegó a ser uno de los más famosos teóricos del siglo XX. Durante la segunda guerra mundial trabajó en el Laboratorio de Radiación, establecido en el MIT, para desarrollar el radar y otras técnicas. Rabi era director asociado y recordaba el hábito de Schwinger de trabajar por la noche y dormir durante el día:
 
A las cinco en punto, cuando todo el mundo se iba, veías entrar a Schwinger. Me contaron una vez que la gente dejaba problemas sin solventar en sus mesas y pizarras y, cuando volvían a la mañana siguiente, encontraban que Schwinger los había resuelto. Los problemas que solucionaba eran fantásticos». Daba lecciones dos veces por semana sobre su trabajo en curso. En cuanto Schwinger hacía un progreso, los tipos de alrededor (Dicke y Ed Purcell, dos destacados físicos experimentales especialmente famosos por su trabajo sobre magnetismo nuclear), inventaban cosas como locos. Todo tipo de cosas.
 
En 1965, mientras era profesor en Harvard, se le concedió el premio Nobel (junto a Richard Feynman) y se convirtió en una leyenda por su sorprendente capacidad en clase para desarrollar cualquier línea de argumento técnico en la pizarra sin esfuerzo aparente y sin notas. En el Laboratorio de Radiación del MIT nacieron una serie de importantes inventos y descubrimientos incluido el radar que fue, después de todo, más útil que la bomba atómica para derrotar a Alemania y Japón. El logro más importante fue la construcción del magnetrón realizada por John Randall y Harry Boot en Inglaterra. Este instrumento, cuyo diseño parecía desafiar la lógica, fue la primera fuente de radiación de alta intensidad en el rango de longitudes de onda centimétricas requerido para radar aéreo y marino. Su haz podía encender un cigarro y hacer que los faros de los automóviles brillasen a gran distancia.
 
Cuando el dispositivo fue llevado al MIT y examinado por el talento reunido de la comunidad física norteamericana, el grupo incluía algunos de los mejores físicos nucleares del país. Ellos sabían algo sobre radiación de alta frecuencia por su trabajo en ciclotrones, pero el magnetrón les confundió al principio.
 
- Es sencillo – dijo Rabi a los teóricos que estaban sentados alrededor de una mesa examinando las piezas desensambladas del tubo.- Es sólo una especie de silbato.
- Muy bien, Rabi – preguntó Edward U. Condon – ¿cómo funciona un silbato?.
 
Rabi no pudo encontrar una explicación satisfactoria.
 
Fuente:
“Eurekas y Euforias”, Walter Gratzer
 



Hay 3 comentarios a 'Julian Schwinger'

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  1. #1.- Enviado por: Voltaire-

    El día 15 de marzo de 2005 a las 21:04

    És curiós, avuí mateix estava parlant a la feina sobre el Magnetró i com van descobrir la seva utilitat culinària “per casualitat” mentre feien proves per perfeccionar el ràdar.

  2. #2.- Enviado por: omalaled

    El día 16 de marzo de 2005 a las 14:35

    No estic gaire segur, però penso que se’ls hi va fondre una clau a la butxaca mentre que pasejaven per sobre del radar. Ja ho busacarè.

    Gràcies pel comentari.

  3. #3.- Enviado por: arivero

    El día 19 de mayo de 2005 a las 14:32

    Curiosamente Coleman era tambien ave nocturna, y tenia estrictamente bloqueada la posibilidad de que le puesieran alguna clase o seminario por la mañana. Quizas se lo contagio Schwinger…

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