El hombre más brillante de todo Mexico

Publicado el 3 de abril de 2006 en Historias de la ciencia por omalaled
Tiempo aproximado de lectura: 3 minutos y 27 segundos
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Arthur Holly Compton fue un distinguido físico profesor de física en la Universidad de Chicago donde dirigió el laboratorio en el que se produjo la primera reacción nuclear en cadena. Estuvo en el Proyecto Manhattan y fue rector de la Universidad de Washington y después de 1954 fue catedrático de Filosofía Natural. Fue galardonado con el Premio Nobel de Física en 1927 principalmente por el descubrimiento del famoso efecto que lleva su nombre.
 
Pero bueno, Compton era mucho más que un simple genio (vaya expresión: ¡un simple genio!). Era, además, un tocador de guitarra hawaiana, campeón de tenis y fanático de los experimentos. Se interesó mucho por la naturaleza de los rayos cósmicos.
 
En 1912 Viktor Hess, un intrépido científico austríaco, comenzó una serie de arriesgados vuelos en globos aerostáticos llegando a superar los 5000 metros de altura. A medida que ascendía, registraba un aumento significativo de cargas libres en la atmósfera; las moléculas de aire perdían electrones haciéndose conductoras de la electricidad. Estas mediciones demostraron la existencia de lo que Hess llamó “radiación penetrante proveniente del espacio”, pero no aportaron claves definitivas sobre su naturaleza. Arthur Millikan, conocido por su ingeniosa medición de la carga del electrón, los bautizó como “rayos cósmicos” por su evidente origen del espacio exterior y porque sospechaba que se trataba de rayos gamma: una radiación más energética todavía que los rayos X. Otros conjeturaban que los rayos cósmicos podrían ser partículas con masa y carga eléctrica, como el electrón o el protón.
 
Pues bien, resulta que las partículas cargadas cambian su dirección en presencia de un campo magnético mientras que los rayos gamma no. Como la Tierra tiene un cierto campo magnético dedujo que las cargas debían concentrarse en los polos. Lo único que había que hacer era medir esos rayos en diferentes latitudes de la Tierra y comprobar diferencias en los resultados.
 
Así lo hizo y resultó que realmente los rayos cósmicos tenían una intensidad máxima en los polos y mínima en el ecuador por lo que debían ser en su mayoría partículas cargadas y con masa. Estudios posteriores demostraron además que había una mayor concentración en partículas con carga positiva (como los protones, por ejemplo). En fin, estos estudios le valieron a Compton la fama de ser el hombre más brillante de todo México. Esta es la parte conocida de la historia. Lo que quizás no es tan conocido son los curiosos detalles de uno de esos experimentos.
 
Estaba Compton estudiando sobre el terreno la intensidad de esos rayos y tenía que hacerlo, como ya hemos dicho, desde zonas cercanas al Polo a zonas cercanas al Ecuador. Ya había realizado mediciones en la zona meridional de México y ahora tenía que buscar otro lugar cercano al ecuador, lejos de las ciudades para evitar las perturbaciones posibles causadas por las líneas eléctricas, el tráfico, etc; pero también necesitaba que hubiera enchufes a los que conectar sus aparatos.
 
La solución fue un monasterio a cierta distancia de la ciudad de México que era un lugar tranquilo con su propia estación de energía, baterías de reserva y un abad interesado por la ciencia. Compton llegó a la estación de ferrocarril más próxima al mismo con unas 12 cajas llenas de instrumental científico. Eran cajas de madera de tamaño medio con agarraderas para transportarlas.
 
Dos cajas contenían electrómetros Kohlrausch, que no eran más que esferas negras de metal con pequeñas ventanas a través de las cuales se podía observar un filamento que registraba la carga eléctrica. El resto de las cajas estaban llenas de ladrillos de plomo para protegerse de la radiación.
 
Al llegar a México fue rodeado inmediatamente por una multitud de hombres y muchachos descalzos que le gritaron:
 
- ¿Llevo su equipaje, señor?
 
Y le arrebataron las cajas de las manos. Compton, inmediatamente, cogió las dos cajas que contenían los electrómetros e invitó a los muchachos a hacerse cargo de las cajas que contenían el plomo. Ya podéis imaginar la situación: un distinguido americano caminando ligero por el andén balanceando las dos cajas con instrumental en sus manos y una hilera de muchachos, dos por caja, encorvados por el peso de las mismas.
 
Por aquellas fechas el estado mexicano no andaba muy bien con la Iglesia y pusieron guardias en todas las instituciones católicas. Al llegar a la puerta del monasterio el camión cargado con Compton y sus cajas fue detenido por dos soldados que quisieron revisar su equipaje. Claro, encontraron (según afirmaron) “cuatro bombas negras” y “una cantidad de plomo” que podía ser utilizada para hacer balas.
 
Compton fue detenido y llevado a la comisaría y tuvo que estar allí varias horas hasta que la embajada americana pudo zanjar la cuestión.
 
Ya veis: cuidado si investigáis que podéis ser detenidos. Si es que estos físicos … mira que son peligrosos.
 
Fuentes:
“Biografía de la física”, George Gamow
http://es.wikipedia.org/wiki/Arthur_Compton
http://www.ciencia-hoy.retina.ar/ln/hoy71/rayos.htm
http://www.inaoep.mx/~rincon/cosmicos.html
http://nobelprize.org/physics/laureates/1927/index.html



Hay 2 comentarios a 'El hombre más brillante de todo Mexico'

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  1. #1.- Enviado por: .Marfil.

    El día 3 de abril de 2006 a las 22:17

    No he podido parar de reirme, genial anécdota :D

  2. #2.- Enviado por: omalaled

    El día 3 de abril de 2006 a las 22:28

    Muchas gracias, .Marfil.

    Salud!

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