Las dietas de Darwin

Publicado el 3 de enero de 2013 en Historias de la ciencia por omalaled
Tiempo aproximado de lectura: 2 minutos y 45 segundos
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Quien más, quien menos, conoce la famosa anécdota de Darwin y los escarabajos que ya expliqué de su autobiografía:

Un día, mientras arrancaba la corteza de un viejo árbol, vi dos extraños escarabajos y capturé uno con cada mano; entonces vi un tercero, de un nuevo tipo, que no podía permitirme perder, de modo que me metí en la boca el que sujetaba con la mano derecha. ¡Ay! Expulsó un líquido intensamente acre que me quemó la lengua y que me obligó a escupir el escarabajo que, por cierto perdí, igual que el tercero.

Pues bien, lo curioso del caso es que era capaz de llevarse a la boca muchos otros tipos de comida que no los que estamos familiarizados. Y eso hizo, por ejemplo, con un autillo que ya había muerto: se lo comió. Copio dos páginas muy divertidas sobre este curiosísimo aspecto de Darwin del maravilloso libro El pequeño gran libro de la ignorancia, John Lloyd y John Mitchinson.

Y lo hizo impulsado por la curiosidad gastronómica, además de la científica. Mientras estudiaba teología —sin demasiado entusiasmo— en la Universidad de Cambridge, Darwin se convirtió en miembro del Glutton Club, que se reunía una vez por semana. Una de sus principales actividades consistía en comer animales que no formasen parte de los menús habituales.

El hijo de Darwin, Francis, comentó a propósito de las cartas de su padre que en el Glutton Club habían probado, entre otras cosas, halcones y avetoros, aunque “su celo se vino abajo con un viejo autillo” que definieron como “indescriptible”.

Con los años, Darwin se afianzó considerablemente en el terreno académico y perdió su fe en Dios, pero nunca su gusto por la tentación de un menú interesante.

Durante la travesía del Beagle comió armadillos (cuya carne, según Darwin, tenía el mismo sabor y el mismo aspecto que la de pato) y un roedor de color chocolate que resultó poseer “la mejor carne que he probado nunca” (probablemente, se trataría de un agutí de la familia de los Dasyproctidae, que en griego significa “perezoso peludo”). En la Patagonia degustó con gran apetito un plato de carne de puma (Felis concolor), que le recordó a la ternera. De hecho, al principio creyó que era ternera.

Más tarde, después de recorrer la Patagonia de punta a punta en busca del ñandú del norte o suri (también conocido, a posteriori, como ñandú de Darwin), el naturalista reparó en que ya lo había probado en una cena de Nochebuena, mientras su barco se encontraba en Port Desire (1833). Conrad Martens, el artista del barco, fue el encargado de derribar el ejemplar.

Darwin pensó que era un ñandú común (él los llamaba “avestruces”), y únicamente se dio cuenta del error cuando ya habían terminado de comer: Por suerte, conservamos la cabeza, el cuello, las patas, las alas, muchas plumas de las más grandes y una parte considerable de la piel. Envió los restos a la Sociedad Zoológica de Londres y así fue como Rhea darwinii recibió su nombre.

En las Galápagos, Darwin vivió a base de iguanas (Comolophus subcristatus), y en la isla James decoró varias porciones de tortuga gigante. Ajeno a la importancia de éstos para su posterior Teoría de la Evolución, en el Beagle se cargaron 48 especímenes que sirvieron de alimento a Darwin y sus compañeros.

Cada 12 de febrero, biólogos de todo el mundo celebran un banquete taxonómico (una comida compartida en la que se emplea la mayor variedad posible de especies) para conmemorar el nacimiento de Darwin.

He encontrado más información en otros enlaces como en lainformación o yahoo, pero vienen a decir lo mismo. La primera edición del libro que os he comentado es de 6 años antes, así que parece la primera fuente.



Hay 6 comentarios a 'Las dietas de Darwin'

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  1. #1.- Enviado por: josemi

    El día 3 de enero de 2013 a las 13:41

    Si por eso es curioso ver la pelicula Piratas! (la de figuras de plastilina). Supongo que al principio Darwin era el malo.

  2. #2.- Enviado por: Gabriel

    El día 6 de enero de 2013 a las 23:53

    Muy interesante la anécdota. Darwin siempre se llevó en forma muy particular con los insectos que se encontró durante su travesía. En Uruguay conoció a las Vinchucas, y las obsevaba mientras se dejaba picar y defecar por las mismas. Eso probablemente le costó el contagio de la entonces desconocida Enfermedad de Chagas, aspecto que influyó negativamente en su salud y probablemente redujo sus años de vida.

  3. #3.- Enviado por: Isod

    El día 14 de enero de 2013 a las 17:16

    ¿No era Humboldt el que hacía lo mismo?
    Creo haber leído que en expedición por el Amazonas su método de estudio de animales y plantas consistía en: recolección, anotación de características y cocinado posterior. Se pilló unas cuantas diarreas.

  4. #4.- Enviado por: tanausú

    El día 16 de enero de 2013 a las 04:17

    Salvando las distancias, no pocos químicos murieron por su manía de probarlo todo.

  5. #5.- Enviado por: omalaled

    El día 19 de enero de 2013 a las 09:37

    josemi: desconocía esa película.
    Gabriel: desconocía también ese detalle.
    Isod: lo de Humboldt también lo desconocía.
    Amigos, que estáis muy enterados :-)
    tanasú: totalmente cierto. Hay una curiosidad en el descubrimiento de la sacarina: un químico no se lavó las manos y encontró que su sopa estaba muy dulce… (en el libro Serendipia lo explican).

    Salud!

  6. #6.- Enviado por: r

    El día 4 de febrero de 2013 a las 22:52

    No conocía esta faceta de Darwin, pero me había llamado la atención que en su libro sobre la geología de Sudamérica usara regularmente el sabor de ciertas rocas como parte de su descripción.

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