Feynman y la NASA

Publicado el 30 de junio de 2005 en Curiosidades por omalaled
Tiempo aproximado de lectura: 3 minutos y 8 segundos
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Recientemente he leído un artículo en microsiervos donde se denunciaba que la NASA no siempre cumple sus deberes en lo que a seguridad se refiere.
 
Siempre se tiene la NASA por un mito. Ellos son perfectos y hacen las cosas perfectas. La historia de hoy pretende desmitificarla un poquito y ver que también tienen sus historias.
 
Cuando explotó el Challenger se hizo un comité de investigación para poder averiguar las causas del accidente. Richard Feynman del que nunca me cansaré de repetir que fue premio Nobel de física y declarado deficiente mental por el ejército de los EEUU fue uno de los que estuvo en ese comité. Era el único componente de la comisión que no pertenecía a la NASA y fue quien más les atacó. Les llegó a acusar de utilizar a los astronautas como conejillos de indias. Nos contaba alguna opinión al respecto.
 
Una de las cosas que se barajaban era la probabilidad de fallo en una misión espacial. Los directivos de la NASA sostenían que una entre cien mil. Feynman no estaba muy de acuerdo.
 
Pensé en hacer lo que tengo por costumbre: averiguar por los ingenieros cómo funciona el motor, qué peligros hay, qué problemas han tenido y cuando esté cargado de información y sepa de qué hablo, irme directamente a la persona que afirma eso. Solicité hablar con un par de ellos. A la mañana siguiente vinieron tres ingenieros, su jefe, el Sr. Lovingwood y unos cuantos ayudantes. Ocho o nueve personas en total. Me empezaron a explicar a la manera habitual de la NASA, cómo iba a base de gráficos y diagramas (…). Dije:
 
- Para poder acelerar las cosas, les diré lo que estoy haciendo para que sepan adónde quiero llegar. Quiero saber si en el caso de los motores hay la misma falta de comunicación entre los ingenieros y la dirección como la que hemos encontrado en el caso de los cohetes impulsores.
- No lo creo. De hecho, aunque ahora ocupo un puesto directivo, mi formación es de ingeniero.- dice el Sr. Lovingwood.
- Perfectamente – dije – aquí tienen ustedes una hoja de papel cada uno. Les ruego que escriban en él su respuesta a la siguiente pregunta: ¿Cuál es, a su juicio la probabilidad de que un vuelo no pueda completarse debido a una avería en este motor?.
 
Escriben sus respuestas y me pasan sus papeles. Uno de aquellos tíos escribió, lo que equivalía más o menos a 1 de cada 200. Otro de ellos escribió algo muy técnico y sumamente cuantitativo, con los tecnicismos habituales en estadística, definiendo todo cuidadosamente, que tuve que traducirlo y resultó nuevamente en 1 de cada 200, aproximadamente. El tercero escribió nada más, «1 de cada 300».
 
El papel del Sr. Lovingwood, sin embargo, decía:
 
“No puedo cuantificarla. La fiabilidad se juzga basándose en
 
- experiencia pasada
- control de calidad en la fabricación
- juicio ingenieril”
 
- Bueno – dije – Tenemos cuatro respuestas, y una de ellas ha consistido en salirse por la tangente. Me volví hacia el Sr. Lovingwood.
 
- Me parece que usted recurre a subterfugios.
- No lo creo así.
- Señor me ha dicho cómo usted hace para determinarla. Lo que yo quiero saber es: tras haberla determinado. ¿qué valor tiene? ¿cuál es la probabilidad de éxito?
- 100 por ciento. – Los ingenieros quedan boquiabiertos, yo quedo boquiabierto. Me quedo mirándole, todos se quedan mirándole… – Ejem…, uh…, ¡menos épsilon!.
- Bueno, sí, espléndido. Ahora bien, el único problema es: ¿CUANTO VALE EPSILON?
- 10 a la menos 5.
- O sea 1 entre 100.000. Le interesará saber que existe aquí una diferencia entre los ingenieros y la dirección con un factor mayor que 300.
- Señor, estaré encantado de enviarle el documento donde se efectúa la estimación, para que pueda usted comprenderla”.
 
Más tarde, el Sr. Lovingwood me envió ese informe. Decía cosas como “La probabilidad de éxito de la misión es necesariamente muy próxima a 170″. ¿Significa eso que es muy cercana a 170 o que debería serlo? y como “Históricamente, este alto grado de éxito en las misiones ha dado pie a una diferencia en la filosofía (…); a saber, la confrontación entre probabilidad numérica y juicio ingenieril”.
 
Por lo que a mí respecta, juicio ingenieril significa sencillamente que se van a limitar a amañar los números.

 
Parece que no salen muy bien parados, ¿no?
 
Fuentes:
¿Qué te importa lo que piensen los demás?“, Richard P. Feynman
http://www.microsiervos.com/archivo/ciencia/la-nasa-suspende-tres.html



Hay 4 comentarios a 'Feynman y la NASA'

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  1. #1.- Enviado por: Voltaire-

    El día 1 de julio de 2005 a las 00:01

    Bon estiu Fernando, et trobaré a faltar ;)

  2. #2.- Enviado por: Paco

    El día 1 de julio de 2005 a las 12:40

    Muchas gracias por este delicioso blog, siguiendo un comentario anterior estoy leyendo ¿Está Usted de broma, Sr. Feynman? y lo estoy disfrutando mucho.

    Enhorabuena por el artículo.

  3. #3.- Enviado por: Ferre

    El día 5 de julio de 2005 a las 08:30

    El Sr.Lovingwood me recuerda a esos consultores de ingeniería tipo “gurú” que te abruman con presentaciones de 300 páginas y 4 horas de duración para decir lo que todos ya saben.

  4. #4.- Enviado por: omalaled

    El día 5 de julio de 2005 a las 13:44

    Esa percepción es muy parecida a la mía. De los que tienden a decir aquello de “todo está controlado”, cuando en realidad “todo está desmadrado”.

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