[Libro] ¿Qué es la vida?

Publicado el 25 de septiembre de 2011 en Libros por omalaled
Tiempo aproximado de lectura: 8 minutos y 57 segundos
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Sí, el título de este libro puede parecer un tanto presuntuoso y puede parecer que no vaya hacer más que filosofadas baratas, pero la verdad es que es bastante instructivo y plantea dudas que dan para pensar un buen rato. Su autor, Ed Regis, tiene otro maravilloso libro titulado ¿Quién ocupó el despacho de Einstein?, que también recomiendo, por supuesto. Os hago el habitual resumen de algunas de las ideas que se expresan en él y que más me han llamado la atención.

No obstante, tengo que poneros en precedentes. En febrero de 1943, antes de haberse descubierto la estructura del ADN, incluso antes de que se supiera que el ADN contiene información genética, el físico austriaco Erwin Schrödinger dio una serie de tres conferencias públicas sobre biología en el Trinity College, en Dublín. A la edad de 56 años, Schrödinger era un hombre atractivo, con rasgos angulosos y una inteligencia viva y cautivadora. Sus conferencias, que se impartieron en tres tardes de viernes sucesivas, atrajeron a una audiencia de unas cuatrocientas personas. Como más tarde solía comentar sin rastro de falsa (o verdadera) modestia, “la audiencia no disminuyó sustancialmente, aunque había carteles que advertían que el contenido era difícil y que las conferencias no podían calificarse de populares”.

Tuvieron tanto éxito que cada charla tuvo que ser repetida el lunes siguientes para dar cabida al exceso de público, que incluía a ministros, diplomáticos, personajes de alta sociedad, artistas y al presidente de Irlanda, Éamon de Valera. Fue tanto un acontecimiento social como una serie de conferencias científicas. De vuelta en Estados Unidos, la revista Time publicó una historia sobre el evento, destacando el discurso “suave y animado” de Schrödinger y su “fantástica sonrisa”.

En 1944, Schrödinger publicó un libro basado en estas conferencias titulado ¿Qué es la vida?, igual que el que quiero comentar. En poco tiempo este pequeño trabajo se convirtió en uno de los textos más influyentes en los anales de la biología del siglo XX. Lanzó a multitud de genetistas a sus carreras, incluyendo a Maurice Wilkins, James Watson y Francis Crick, todos ellos arrastrados por la arraigada creencia de Schrödinger de que en un futuro, cercano o lejano, la biología se reduciría a la química y a la física, disipando para siempre el antiguo y previamente impenetrable “misterio de la vida”.

Y todo esto supuso un cambio, pues menos de 12 años antes, Niels Bohr había dicho: La existencia de la vida debe considerarse como un hecho elemental que no puede ser explicado, sino que debe ser tomado como el punto de partida para la biología.

Independientemente de lo acertado de sus argumentos, aquel libro causó un fortísimo impacto, particularmente, los físicos, muchos de los cuales habían considerado previamente la biología como una rama de la ciencia de segunda clase y bastante discutible. Ahora, la vida y sus procesos no eran tan desconocidos, ya que había un físico moderno, uno de los padres de la cuántica nada menos, diciendo al mundo que la vida se podía explicar en los mismos términos que se explicaba la física y la química y que estas leyes se aplicaban a absolutamente todo en la Naturaleza.

Walter Moore, el biógrafo de Schrödinger, dijo de que aquel libro: No hay otro ejemplo en la historia de la ciencia en que un librito de divulgación catalizara el futuro del desarrollo de un gran campo de investigación.

James Watson, Francis Crick y Maurice Wilkins compartieron en 1962 el Premio Nobel por descifrar la estructura del ADN. Crick dijo que aquel librito “Sugería que se podía pensar en problemas biológicos en términos físicos -y por tanto nos dio la impresión de que había cosas interesantes en este campo no muy lejos-”. Watson dijo: Desde el momento en que leí ¿Qué es la vida? de Schrödinger, me quedé obsesionado con encontrar el secreto de los genes.

Pues bien, este libro, del mismo título que el de Schrödinger, pero del autor Ed Regis, intenta explicar cómo ha cambiado nuestro conocimiento y visión de la vida y de la biología desde que aquel librito se publicó hasta nuestros días.

Nuestro planeta no fue sólido hasta hace 3.900 millones de años y la vida apareció hace 3.850 millones de años, lo que significa que la vida apareció muy pronto; prácticamente, cuando hubo la mínima posibilidad, lo que puede hacernos concluir que una vez que se dan las condiciones necesarias, no tardaría en darse de nuevo. De hecho, hay quien piensa que la vida desapareció y volvió a aparecer varias veces.

El problema de cuando quieres definir o acotar el término “vida” es que a la que empiezas a quitar o poner características, puedes llegar a estar totalmente confundido. Por ejemplo, en los NIH, Marshall Nirenberg estaba trabajando sobre el ARN. Quería tener todo controlado y tomó la bacteria E. coli como su microbio de referencia. Los E. coli son los organismos de trabajo de la biología molecular: son bacterias intestinales comunes y bien estudiadas. Se reproducen de manera fidedigna a intervalos de entre 20 y 26 minutos, dependiendo de las condiciones de crecimiento y, por tanto, constituyen un suministro barato y seguro de conejillos de indias microbianos. Tienen, además, la ventaja de que son células procariotas, o sea, que no tienen núcleo. Su ADN y ARN flota libremente en el citoplasma.

Esto permite a los científicos convertirlas fácilmente en uno de los más extraños fenómenos de la vida, el llamado “sistema libre de células”, que es esencialmente una gran masa compuesta por el citoplasma y sus contenidos asociados, pero sin una pared que rodee a la célula. Un sistema libre de células es una célula monstruosa que flota libremente sin estar envuelta por una membrana.

En sus experimentos, Nirenberg creó un sistema libre de células machacando una masa de bacterias E. coli con aluminio, un abrasivo común, extrayendo el líquido (también conocido como sobrenadante celular) y centrifugándolo después para separar las paredes celulares de todo lo demás. De esta forma, las paredes celulares dejaban de existir: sólo quedaban sus contenidos, que formaban un tipo de sopa de masa citoplasmática: un fluido opaco, amarillento y no muy viscoso.

La sorpresa es que esta sopa citoplasmática, a pesar de todo, seguía actuando como una entidad viva. Esta masa dinámica era como una supercélula de una película de terror, ya que contenía toda la maquinaria celular -ADN, ARN, ribosomas y enzimas- necesaria para fabricar proteínas. Podía hacer prácticamente lo mismo que la célula original, salvo reproducirse.

Pregunta: ¿era eso vida? Nirenberg decía que no, que un sistema libre de células no estaba vivo. Según decía: “está hecho a partir de cosas vivas, puede sintetizar proteínas e incluso sintetizar ADN; pero no puede reproducirse, por lo que no está vivo”. Ahora bien, si la reproducción es o no una condición necesaria para la vida es también una cuestión de debate. Sabed, por otro lado, que cuando en 1975 la NASA envió las naves Viking a Marte buscando vida, lo que buscaban no eran signos de reproducción, ni de evolución, sino de metabolismo.

Nuestros nuevos conocimientos desde aquel librito de Schrödinger nos han hecho que nos planteemos muchas cuestiones que antes del mismo no tenían sentido. Por ejemplo, ¿es crear vida jugar a ser Dios? Ese comentario se ha arrojado como un insulto sobre casi todos los avances científicos, desde la división del átomo hasta el control de natalidad o la ingeniería genética, el transplante de órganos y todo lo demás. Aun así, la cuestión debe ser abordada.

¿Sería el intento de crear vida una nueva incursión en territorio prohibido, sagrado, reinos inalcanzables en que los simples mortales ni siquiera deberían pensar en entrar? En otras palabras, ¿ha alcanzado la ciencia finalmente un punto en el que deba parar?

¿Qué luz arrojaría una nueva forma de materia viva, si lo hace, sobre “el significado de la vida”, lo que quiera que deba entenderse por esa frase de tan difícil comprensión? ¿Qué diría sobre el valor y la unicidad de la vida humana, o de la vida sobre la Tierra, tanto humana como animal? ¿Tendría la vida humana, u otra forma de vida, menos valor si pudiéramos crear nuevas formas de vida a nuestro antojo, como obras de arte? ¿Reclamarían los activistas de los derechos humanos que estas formas de vida nuevas tuvieran también derechos? ¿Se parecería la nueva vida más a una medicina… o a un veneno? ¿Qué significaría a fin de cuentas que alguno de los científicos que trabajan en proyectos de creación de vida tuvieran éxito en la creación de un organismo vivo artificial?

Mark Bedau respondió:

Hay numerosas implicaciones de todo esto, desde la pura tecnología hasta el lugar que ocupamos en el Universo. Piense en el impacto que Darwin tuvo sobre la mente de la gente, sobre dónde pensaba que estaba en el Universo. Aquello cambió de forma fundamental su visión, haciendo que se replanteara cómo encajaba en el Universo. Y creo que crear vida a partir de cero tendría un efecto similar. Habrá todo tipo de problemas y reacciones asociadas con ello, gente cuyas creencias se verán desafiadas.(…) Sí, estamos jugando a ser Dios y eso es algo bueno. Jugamos a ser Dios todo el tiempo, empezando por la agricultura. Intentamos cambiar el mundo, incluyendo las formas de vida que nos sean beneficiosas, porque hemos sido capaces de prosperar y desarrollarnos como resultado de eso.

Manipulando genes se puede conseguir de forma más rápida lo que, en el fondo, el hombre ya ha venido haciendo desde hace mucho tiempo. EL método “natural” que se ha empleado a lo largo de la mayor parte de la historia humana, incluido el presente se operaba en organismos completos y se ha practicado en los corrales e invernaderos, en los campos de vides, etc. Este tipo de modificación genética ha ido tan poco a poco y se ha hecho en una variedad tal de plantas y animales incluidos perros, caballos, vacas, flores, verduras, frutas, etc.; que poca gente pensó realmente en ello.

Los productos finales son genéticamente diferentes de sus ancestros y los granjeros, aunque no podían tener ni idea sobre genes, realmente estaban reorganizando dichos materiales responsables de la herencia.

Tal y como hay falta de consenso en definir lo que es vida, también lo hay en la definición de muerte. Se habla, incluso, de grados de muerte: hay muerte cardiaca, cardio-pulmonar, aparente, clínica, cerebral e incluso legal. Dentro de la muerte cerebral hay muerte de todo el cerebro o del tallo cerebral.

Y si hay grados de muerte, la pregunta es, ¿hay grados de estar vivo? Ciertamente, hay grados de conciencia: en el mundo de la medicina clínica hay estados intermedios entre la conciencia completa y la ausencia total de ella. Están los estados de conciencia mínima (ECM), estados vegetativos (EV), estados vegetativos persistentes (EVP). Algunos podrían decir que eso es prácticamente la muerte, pero existe el caso de Terry Schiavo, una mujer de Florida que vivió 15 años en un estado persistente vegetativo (EPV) antes de que se le permitiese morir en 2005, retirándole la administración de líquidos intravenosos y llegando a la consecuente deshidratación.

Pero luego está el caso de “la otra Terry”, Terry Walis, que permaneció en un estado de consciencia mínima (ECM) durante 19 años antes de despertar espontáneamente en 2003, en un centro de rehabilitación den Mountain View, Arkansas, para decir su primera palabra: “mamá”.

Pero tal y como tenemos el problema de establecer el momento de la muerte y, por tanto, afrontar cuestiones como la eutanasia, también tenemos problemas en el momento que establece el comienzo de la vida humana, con lo que hemos de afrontar el aborto.

Lo curioso es que los científicos involucrados en la creación de nueva vida no están motivados por un deseo de responder a todas estas preguntas, ni tienen una formación especial para hacerlo. A la ciencia, después de todo, le preocupa lo que es, no lo que debe o no debe ser. Pues todo se reduce a una pregunta: ¿qué es la vida?

Un libro recomendable, para pensar, recomendado para quien quiera plantearse cuestiones filosóficas a la luz de los últimos avances científicos en nuestro conocimiento de la vida.

Título: “¿Qué es la vida?”
Autor: Ed Regis



Hay 14 comentarios a '[Libro] ¿Qué es la vida?'

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  1. #1.- Enviado por: Marfil

    El día 26 de septiembre de 2011 a las 00:31

    Ed Regis es el autor del libro? o el traductor?.

    Muy buen artículo, pero creo que se presta para ambigüedades si estamos hablando del libro de Erwin Schrödinger o de un libro escrito por otro autor que lo referencia…

  2. #2.- Enviado por: omalaled

    El día 26 de septiembre de 2011 a las 00:53

    Ufff, quizás mal explicado por mi parte. Tengo tan asumido que hablo del de Ed Regis que ni lo había pensado. Le he dado unos retoques y ahora creo que se entiende mejor. Muchas gracias por la nota.

    Salud!

  3. #3.- Enviado por: Marfil

    El día 26 de septiembre de 2011 a las 04:34

    Suele pasar, cuando uno lee varias veces algo que ha escrito uno mismo, uno ya no lee lo que “esta escrito”, sino las ideas que están en la mente de uno.

    Te juro que cuando llegue al final del artículo me quede pensando “quién es Ed Regis? será que es otro libro?”. Muy buen artículo, como siempre Omalaled. ;-)

  4. #4.- Enviado por: Malonez

    El día 26 de septiembre de 2011 a las 14:33

    Lo de la “megacélula”, me recuerda bastante a la historia del hongo mucilaginoso (Plasmodiophoromycota) que leí en un libro de Punset, en el que todas las células fusionan sus nucleos formando una especie de nueva “vida” con otra superestructura.

    Gran artículo!

  5. #5.- Enviado por: Michael Madison

    El día 27 de septiembre de 2011 a las 14:30

    La ética también es, o debiera ser, de incumbencia de la ciencia; más exactamente de las neurociencias. La religión y la filosofía tradicional (ojo) son medios obsoletos de abordar el conocimiento de la realidad. Por último, me parece que «el misterio de la vida» es hoy más una frase sensacionalista que una afirmación científica.

    Un buen artículo en todo caso. Gracias por él, omalaled.

  6. #6.- Enviado por: Evil Preacher

    El día 28 de septiembre de 2011 a las 19:59

    Muy acertada la conclusión del artículo.

    La filosofía es un género especulativo, no está restringida por las pruebas, por lo que es más libre para formular hipótesis: ya veremos luego qué hacemos con ellas.
    Pero ha de especular a partir de lo que sí que sabemos: especular sin tener presente lo que sabemos de la realidad gracias a la ciencia, o, como dices en esa frase «a la luz de los últimos avances científicos», sería estéril y deshonesto.
    (Lo digo porque conozco casos de filósofos actuales que emiten teorías basadas en supuestos descartados por la ciencia y se quedan tan contentos.)

  7. #7.- Enviado por: omalaled

    El día 28 de septiembre de 2011 a las 20:10

    Malonez: ¿te puedes creer que el pensar si eso es vida o no me ha hecho pensar un buen rato y todavía no tengo respuesta? Pues es así :-)
    Michael Madison: muchas gracias a ti. Lo que está claro es que la ciencia está entrando en terrenos que antes estaban ocupados por otras ramas del saber. Plantearse cosas como si el hombre es bueno o no “por naturaleza” es una de las preguntas candentes. Y creo que sólo un estudio a fondo del cerebro (un, digamos, neuroestudio) nos revelará el secreto.
    Evil Preacher: cada vez que hay un cambio en el paradigma de la ciencia, hay un cambio en la filosofía. Es evidente que la filosofía basándose en hipótesis especulativas es lo que mi profesor llamaba “filosofía barata”. Por suerte, también hay buenos filósofos.

    Salud!

  8. #8.- Enviado por: Julio

    El día 29 de septiembre de 2011 a las 05:41

    Preguntas para pensar. Me gustó el artículo Omalaled. Si quieres revisa esta pregunta (2 parrafos antes del comentario que incluyes de Mark Bedau): ¿Sería el intento de crear vida una nueva incursión en territorio prohibido, sagrado, reinos inalcanzables en que los simples MORALES ni siquiera deberían pensar en entrar? creo que iba a ser: “mortales”, por lo demas, bien.

  9. #9.- Enviado por: Jorge A. B.

    El día 29 de septiembre de 2011 a las 07:00

    Excelentísimo artículo, Omalaled. Lo he disfrutado enormemente de punta a punta, palabra por palabra. Mil gracias!

  10. #10.- Enviado por: omalaled

    El día 29 de septiembre de 2011 a las 21:06

    Julio: corregido. Muchas gracias. No se os escapa una :-)
    Jorge: muchas gracias, me alegro. Gracias a ti :-)

    Salud!

  11. #11.- Enviado por: KC

    El día 10 de octubre de 2011 a las 20:22

    Sí, el título de este libro puede parecer un tanto presuntuoso y puede parecer que no vaya hacer más que filosofadas baratas

    No sé desde cuando existe esa sensación de que cuando uno habla de la vida, que es lo primero que tenemos cuando llegamos aquí, se es un presuntuoso y que hablar de cosas así puede ser prepotente o para dárselas de algo.

    Lo que digo siempre: el que no quiera filosofar, ni hablar de temas menos cotidianos de lo normal, siempre tiene TeleciRco, Facebook, la PlayStation y todo tipo de deportes para ejercer el acto comunicativo.

    Ahora bien, que cualquier desgraciado mental pueda hablar sobre la vida es el primer indicio de que la misma vida es demócrata y que por tanto todos deberíamos serlo.

    Por cierto, si no recuerdo mal, el libro de Schrödinger (lo he copiado/pegado porque siempre lo escribo mal) que comentas era uno de los que estaban en la mesilla de noche de un tal Salvador Dalí cuando falleció (poco después de aquella reunión pública de científicos que hizo en su casa, pues Dalí era un ferviente admirador de la Ciencia y los científicos. Según mi teoría porque cuando todos le llamaban genio, él se sentía idiota al lado de cualquiera de ellos).

    Para acabar, una de las obras que nos dejó ese hijo de notario al que le dio por pintar:

    http://personal.telefonica.terra.es/web/jack/dali/lasepa.htm

    Saludos.

  12. #12.- Enviado por: Rawandi

    El día 9 de octubre de 2012 a las 15:57

    Me ha gustado mucho el libro de Ed Regis porque explica de forma sencilla muchas cuestiones científicas, incluyendo la teoría evolutiva moderna.

    Estoy de acuerdo con su conclusión de que la vida es esencialmente metabolismo (entendiendo por “metabolismo”, obviamente, un conjunto de reacciones mucho más complejo que la llama de una vela). La reproducción no vale para definir la vida porque los híbridos estériles, como las mulas, están igual de vivos que sus progenitores.

    Por cierto, Omalaled, tienes que corregir la cita “pro-vitalista” de Bohr (quinto párrafo). El primer “no” sobra.

    Difiero de Regis en la cuestión filosófica de la potencialidad de los fetos. Regis piensa que esa potencialidad tiene mucha importancia mientras que a mí me parece básicamente irrelevante. Pensemos, por ejemplo, en una joven virgen que decide hacerse monja. Tal decisión implica que la descendencia potencial de esa joven (miles de seres humanos potenciales de innumerables generaciones) nunca va a existir. ¿Debería preocuparse la monja por ello? Obviamente no, lo cual demuestra que este tipo de argumentos basados en la idea de potencialidad no tienen realmente ningún valor.

  13. #13.- Enviado por: omalaled

    El día 11 de octubre de 2012 a las 19:41

    Rawandi: Gracias. He actualizado la frase (la he encontrado en otro blog). La verdad es que no queda tan bien… :-)

    Salud!

  14. #14.- Enviado por: Rawandi

    El día 12 de octubre de 2012 a las 16:00

    Y que lo digas. Precisamente el mérito principal del libro de Schrödinger ‘¿Qué es la vida?’ (1944) reside en su decidido ataque al vitalismo defendido por personas como Bohr. La actitud antivitalista (la única realmente científica) de Schrödinger fue la que inspiró a Watson y Crick para realizar en 1953 su extraordinario descubrimiento de la estructura del ADN (una doble armazón helicoidal de azúcar-fosfato unida por pares de bases dispuestos perpendicularmente al eje de la molécula y girado cada uno 36 grados en relación con el siguiente).

    Por cierto, Ed Regis comenta que los dueños de la editorial de Dublín a la que Schrödinger envió inicialmente el libro se negaban a publicar el epílogo argumentando que contenía puntos de vista no cristianos. Afortunadamente, otra editorial, la Cambridge University Press, sí estuvo dispuesta a publicar el libro sin imponer ninguna censura a su autor. La verdad es que resulta chocante que en la Europa de mediados del siglo XX aún hubiera tanto fanatismo religioso como para intentar censurar la obra de un premio Nobel.

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