Marin Mersenne

Publicado el 28 de julio de 2005 en Historias de la ciencia por omalaled
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Hoy que estamos en la llamada “era de las comunicaciones”, hemos de mirar atrás, a un clásico, para ver que la idea no es nuestra, sino que se nos adalantaron lo menos hace 400 años. No nos creamos tan modernos, a pesar de todo.
 
Desde hace casi 2500 años, desde los antiguos matemáticos griegos hasta los más modernos estudiosos de la teoría de números, muchos matemáticos han sufrido una irresistible atracción por el estudio de los números primos.
 
Ha habido multitud de conjeturas relativas a los mismos; algunas han sido demostradas, otras refutadas y, lo más importante, existe un sorprendente número de las mismas que permanecen sin resolver. Hacia 1600, un fraile francés llamado Marin Mersenne propuso una fórmula que era dos elevado a p menos uno, siendo p un número primo. No sabemos qué método empleó Mersenne para deducir esa fórmula, pero debió cometer algún error, pues no siempre se cumple. Sin embargo, a los números primos obtenidos de esta forma se les llama primos de Mersenne.
 
Pero no es de números primos de lo que pretendo hablar en la historia de hoy, sino de la personalidad e inquietudes de Marin Mersenne.
 
Nació cerca de la ciudad francesa de Oizé en 1588 y murió en París en 1648. Fue discípulo del matemático René Descartes. Mientras Descartes entró en el ejército, Mersenne ingresó en la Iglesia, uniéndose a la orden de los Mínimos, en 1611. Dentro de la Iglesia prestó un gran servicio a la ciencia de la cual fue un expositor apasionado. Defendió la filosofía de Descartes contra las críticas eclesiásticas. Tradujo algunas obras de Galileo al cual también defendió. Se opuso a doctrinas como la astrología, la alquimia y la adivinación y apoyó firmemente la experimentación.
 
Por esa misma época, Francis Bacon vio la necesidad de una organización social de la ciencia. La ciencia no puede avanzar a base de científicos aislados, decía. En su novela “New Atlantis” pide el establecimiento de laboratorios organizados. Esto estimuló a sus contemporáneos que lo hicieron realidad a través de la Royal Society que arrancó en 1645 pero que no se fundó hasta 1662.
 
Pues bien, el servicio más importante que Mersenne prestó a la ciencia tiene mucho que ver con la idea de Francis Bacon y fue la tarea poco común de servir de canal para las ideas. En el siglo XVII, mucho antes que existieran las revistas especializadas, los congresos internacionales y aun antes que se crearan las academias científicas, Mersenne actuaba como vínculo humano entre científicos de Europa. Escribió cartas muy extensas destinadas a regiones tan distantes como Constantinopla, informando a un corresponsal del trabajo de otro, formulando sugerencias nacidas de su conocimiento del trabajo de muchos, e instando constantemente a los demás a unírseles en este trabajo.
 
Como ejemplo práctico, sugirió a Christian Huygens la idea ingeniosa de emplear un péndulo para medir el tiempo que emplean los cuerpos al desplazarse sobre un plano inclinado. Esto no se le había ocurrido ni siquiera a Galileo que fue el primero en descubrir el principio del péndulo. Huygens puso en práctica la idea y así surgió el reloj de péndulo, que fue el primer reloj empleado en investigación científica.
 
Fue íntimo amigo de Descartes y mantuvo estrechas relaciones, entre otros, con Torricelli y Pascal. Todos aquellos que sentían algún tipo de curiosidad por cualquier problema matemático o que no sabían cómo atacar algún problema más o menos difícil, podían ponerse en contacto con a Mersenne que, o bien sabía la respuesta, o bien les ponía en contacto con aquél que podía proporcionársela. Esto que hoy día parece una obviedad, no lo era en aquellos tiempos. El valor de tal canal de información, en aquellos días anteriores a los congresos científicos, a las reuniones, al teléfono, a los correos electrónicos, es difícilmente estimable.
 
También hizo sus pinitos por su parte: realizó medidas precisas del retorno de un eco y calculó un valor más exacto de la velocidad del sonido. Por ello es además considerado el padre de la Acústica.
 
Impresionante para un fraile del siglo XVII, ¿no creéis?
 
Fuentes:
“De los números y su historia”, Isaac Asimov
“Cartas a Nuria. Historia de la ciencia”, Ramón Parés
http://blogs.diariovasco.com/index.php/agirregabiria/2005/06/11/
http://www.mismates.net/modules.php?name=Sections&op=viewarticle&artid=4



Hay 3 comentarios a 'Marin Mersenne'

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  1. #1.- Enviado por: denke

    El día 28 de julio de 2005 a las 14:03

    Es ben cert que de vegades donem coses per suposades i “de calaix”. Ajuda molt veure el proces d´aprenentatge d´un nen petit per veure que hi han conceptes abstractes de dificil assimilacio.

  2. #2.- Enviado por: omalaled

    El día 28 de julio de 2005 a las 16:32

    Totalment d’acord. Moltes coses del nostre viure diari son ben abstractes, però las hem anant assimilant al llarg de tota la vida i és per això que les supossem “de calaix”. Imagina que portes un nen de l’Africa i li enseyes l’aixeta de casa per on surt l’aigua i el botó de la llum.

    Estic ben segur que per ell això serà tota una sorpresa i un descobriment.

    Salut!!

  3. #3.- Enviado por: Consumidor irritado

    El día 29 de julio de 2005 a las 10:45

    Una historia muy interesante, hasta ahora Mersenne era desconocido para mi, espero no olvidar su nombre.

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