[Libro] De focas daltónicas y alces borrachos

Publicado el 14 de noviembre de 2012 en Libros por omalaled
Tiempo aproximado de lectura: 8 minutos y 23 segundos
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En la Naturaleza no existe el error; has de saber que el error está en ti.

Leonardo da Vinci

Con esta frase empieza el libro que hoy quiero comentaros. Dicha en otras palabras: errar es humano, pero la Naturaleza es perfecta. El convencimiento de que la Naturaleza había tenido un origen divino fue la idea que marcó el pensamiento de muchas personas antes y después de Leonardo. Pero ¡ay! llegó Charles Darwin diciéndonos que las especies animales y vegetales no eran el producto de una creación, sino que habían ido evolucionando a través de los azares de un entorno cambiante.

Una de las diferencias más claras entre ambas argumentaciones es que hay que considerar que la evolución da también juego a errores (si podemos llamarlos así) en las especies y algunos de ellos son auténticamente graciosos. El biólogo y catedrático Wolfgang Wieser, de la Universidad de Innsbruck explicaba que los biólogos evolucionistas se dejan inspirar actualmente más bien por la teoría del juego que no por la de la selección. ¿Y por qué es así? Pues porque, a veces, por puro azar, no es que sobreviva el más apto sino el que más suerte tiene.

Y el libro da un repaso de muchos de esos rasgos que tienen muchas especies que son, como mínimo curiosos o graciosos y que ponen en duda el mal diseño (si es que así hubiera sido) de las diferentes especies. Incluido el hombre.

Por ejemplo, las ballenas son daltónicas: no pueden ver el color azul, cosa que parecería imprescindible en su entorno. No obstante, sobrevive, y lo hace porque ha desarrollado otras cualidades que pueden compensar su daltonismo. A veces, basta con que nadie se entere de cuáles son las carencias que uno padece. En una pequeña isla situada delante de las costas de Australia vivió durante generaciones una especie de reyezuelos que no podían volar. No tenían, por tanto, esa ventaja, pero tampoco era una desventaja, pues no había allí enemigos que no podían sacar provecho de ello. Y así fue, hasta que se instaló un granjero con un gato. De repente, allí estaba el enemigo. Como ya habréis intuido, el gato se encargó de la extinción de aquella especie de reyezuelos. Quede claro, por otra parte, que sin la intervención del hombre, aquel animal todavía estaría vivo.

Hay hormigas que cuando detectan una inundación en sus hogares beben y luego salen y se deshacen del agua. Pero en la propia puerta, o sea, como si recogiéramos el agua rebosante de una bañera y luego la volviéramos a echar en la misma bañera. Los pingüinos tienen que caminar cantidad de kilómetros con sus patas tan cortas que las autoridades neozelandesas llegaron incluso a dar la voz de alarma por los hielos que los habían dejado aislados teniendo que recorrer veinte kilómetros más imprevistos. De hecho, la población de aquel año (2002) se redujo en un 35%; por si fuera poco, ponen tan solo un huevo por temporada. Hay serpientes que son venenosas que no tienen conexión entre las glándulas venenosas y la cavidad bucal, de manera que aunque muerdan son inofensivas. Los hipopótamos luchan entre ellos… echando salvas de orín y excrementos, vamos, que el que más caga, gana: ¿quién sería su maravilloso diseñador?

Y así uno y otro animal y comportamiento. Por ejemplo, resulta que los canguros consumen menos energía al ir rápidos que no lentos dada su curiosa forma de desplazarse. Los investigadores los pusieron en cintas y así lo comprobaron: sus músculos se comportan como muelles elásticos. Pero esto es cierto siempre que haya una franja de peso ideal. Fuera de toda esta escala tenemos los walabíes, que por una parte tienen el tamaño de una liebre y carecen de las condiciones necesarias para dar grandes saltos; y también se salen del intervalo los canguros extinguidos que podían llegar a más de 140 kilos.

También explica que las tupayas tienen problemas de estrés, tantos que los matrimonios felices no soportan la presencia de muchos hijos alborotando a su alrededor: a partir de un determinado número se comen a su descendencia, y lo hacen tanto el padre como la madre. Y ninguno muestra el menor síntoma de tristeza o luto después del infanticidio.

Los cálaos son unas aves que viven en grandes familias pero con una sola pareja dominante a la hora de la reproducción. Toda la familia cuida al descendiente… que acaba siendo un malcriado de campeonato, reclamando un terreno de hasta 100 kilómetros cuadrados para un ave que apenas vuela y que la mayoría de veces que va de paseo lo hace andando.

También sale el albatros, que hay quien dice que es el ave más perfecta y no tiene en cuenta que para despegar y aterrizar necesitan una velocidad mínima del viento de 12 km/h. Si no alcanza esa cuota tiene que quedarse en tierra y pasar hambre, lo que puede significar la muerte. Por si fuera poco, no sabe nunca si el viento ha alcanzado esa velocidad o no, por lo que a menudo debe interrumpir sus intentos, con el gasto energético que ello conlleva. Además, necesita pista de despegue y en esa fase su corazón, que en reposo late casi al mismo ritmo que el nuestro, se pone hasta 230 pulsaciones por minuto, lo que nos llevaría directamente a un cardiólogo. Cuando ha logrado despegar su corazón tarda una media hora en tranquilizarse. Y ya no hablemos del aterrizaje que en numerosísimas ocasiones acaba con el animal por los suelos con alas o cuellos rotos.

Por no hablar del tamaño del pene del pato zambullidor argentino, de pico azul, que mide más de 30 centímetros en estado erecto, aunque se han llegado a medir hasta 42 centímetros, con forma de sacacorchos (lo que haría palidecer a los mejores actores porno) ¿Imagináis vivir arrastrando un aparato así? Además, para copular se han de poner a una distancia considerable.

O la melena de los leones, que parecía ser que estaba para atraer a las hembras. Pues no, los estudios muestran que las hembras prefieren a los leones más regordetes y agresivos, de modo que no se deciden por los jovenzuelos, sino por los maduritos. Además, los leones que tienen melena oscura tienen menores probabilidades de sobrevivir, ya que papá león pasa hambre constantemente y no tiene ninguna inclinación a compartir la comida con sus pequeños.

O los elefantes, que con su gigantismo, no pueden inclinar la cabeza hacia abajo, dado que debe tener un fuerte cuello para soportar el marfil de sus colmillos. En Londres, en el Museo de Historia Natural, se exhiben los colmillos de un elefante macho cazado en el Kilimanjaro en 1897 que pesan entre ambos 200 Kg. Así que transformó su nariz. Además, dado su volumen tenía demasiado calor sobrante, así que sus orejas tuveron que transformarse en velas. Conclusión: la figura del elefante es una avalancha de errores y correcciones evolutivas.

Luego están las hienas, donde mandan las hembras y no los machos. Cuando quedan embarazadas producen androstenodiona, una hormona que dentro del útero se transforma en la hormona masculina testosterona y los índices pueden llegar a aumentar hasta tener los niveles de un macho, responsable de la agresividad y la fuerza. Esto tiene sus repercusiones en los órganos sexuales, ya que los labios de la vulva de la hiena hembra se han juntado formando una especie de escroto y su clítoris tiene forma de pene. Con ello debe orinar, copular… y parir: un canal angosto y el doble de largo que el resto de los mamíferos. El terrible y tormentoso parto, sobre todo el primero, puede durar hasta doce horas y más o menos la mitad de las crías mueren en el proceso. Y por no hablar de que durante todo ese tiempo pueden ser devoradas por un león y es, de hecho, la causa de muerte número uno entre las hembras de las hienas. Y ya que estamos, comentar que todos los años matan, cerca de las costas de Namibia a inicios del verano, entre 20.000 y 30.000 focas para comerse sólo el cerebro. Es tan grave que hasta los ecologistas, siempre partidarios de que la Naturaleza siga su curso, están reflexionando en poner freno a sus desmanes.

También habla de lo perezoso que es el oso panda en lo referente al sexo. Algunos protectores de animales chinos les dieron Viagra, pero nada de nada. Y fijaos si lo son, que para que la pareja de pandas en la provincia china de Sichuan pudiera tener descendencia, les tuvieron que poner películas pornográficas para pandas.

En 2006, tras años de pausa, se produjo en Viena una invasión de ampelises y decenas de pájaros que iban cayendo muertos. Se llegó a pensar que habían sido los portadores de la gripe aviar. Posteriormente se vio que el pánico estaba injustificado: la Oficina Veterinaria de Viena determinó que estaban todos en estado de embriaguez; o sea, borrachos y no en condiciones de volar. El problema es que esos pájaros, que habitualmente cazan insectos sólo en la época de celo, habían venido hambrientos y se habían lanzado contra las uvas y frutillas de la Taiga. Como necesitaban mucho tiempo para digerir aquella dieta, las frutas fermentaron y surgió el alcohol. Se pensaba que era un desliz, pero posteriormente se descubrió que era algo habitual. Así que parece que no somos los únicos que circulamos estando bebidos.

También explica cómo el submarino Alvin, realizando un viaje de investigación por el Océano Pacífico, tomó insólitas escenas a 2.500 metros de profundidad de una pareja de pulpos gigantes en una escena amorosa. Hasta aquí no hay nada insólito, salvo que eran dos machos de diferentes especies. Era más o menos como si un gorila se lanzara sobre un orangután. A aquellas profundidades, con la oscuridad reinante han perdido la capacidad de ver. Quizás aquí sirva la tópica frase: Estaba tan oscuro, cariño, que pensé que eras tú.

Las efímeras son unos insectos que mantienen relaciones sexuales en el aire y ponen sus huevos sobre los ríos. Para ello, han transformado las funciones de sus intestinos, así que ya no pueden comer ni digerir y deben reproducirse rápidamente. El problema es que confunden los ríos con los pavimentos de las carreteras. Los humanos ya sabemos cuándo es el Sol el que se refleja sobre el pavimento y no un río, pero las efímeras no.

También habla de cómo las mariquitas machos, al despertar de su hibernación, salen convertidos en auténticos y brutales violadores. Son capaces de estar 18 horas sin parar. Hasta aquí, nada que decir a nivel reproductivo, pero el problema es que muchas hembras mueren en esa maratón sexual y los machos siguen aunque ella haya muerto. Luego el macho sale en busca de otra hembra y como ya sospecharéis, las enfermedades de carácter sexual también tienen desenlaces mortales para muchos de ellos. Muy mal para la supervivencia de la especie, ¿verdad? Nunca los excesos fueron buenos.

Finalmente, el libro, explica algunos detalles curiosos de otro animal: el ser humano, empezando por el parto; tanto, que es prácticamente imposible parir sin la ayuda de otros. Pero dejo el resto de detalles para quien quiera leer el libro.

Apto para todos los públicos, se lee de un tirón y en algunos momentos llega a ser muy divertido.

Título: “De focas daltónicas y alces borrachos”
Autor: Jörg Zittlau



Hay 5 comentarios a '[Libro] De focas daltónicas y alces borrachos'

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  1. #1.- Enviado por: tanausu

    El día 16 de noviembre de 2012 a las 19:49

    Buen artículo Omalaled, ya tengo nueva lectura aunque pasará a la cola.

    Saludos y una frase nueva que nunca oistes: “queremos más artículos”.

    Bueno, aún me quedan muchos antiguos que leer y una pregunta si me Lo permites ¿te importa que a veces cite o copie parte de un articulo? Por supuesto cito la fuente.

  2. #2.- Enviado por: omalaled

    El día 16 de noviembre de 2012 a las 22:56

    tanausu: Muchas gracias :-) Copia o cita todo lo que quieras. Para eso está.

    Salud!

  3. #3.- Enviado por: leire lazaro marquez

    El día 21 de noviembre de 2012 a las 11:41

    me gusta muchisimo esta historia es la mejor

  4. #4.- Enviado por: Gabriel

    El día 28 de noviembre de 2012 a las 23:58

    jajajajaja! Qué grande! Ya tengo un regalo para navidad!

  5. #5.- Enviado por: Martín

    El día 7 de diciembre de 2012 a las 13:13

    Genial, este artículo me lo recomendó un amigo, y ahora estamos como locos buscando adquirir el librito.

    Por cierto, ya que viene el tema. Por acá en el Sur occcidente del Ecuador existe un arbusto que se llama borrachera (Ipomoea Carnea) el cual produce una intoxicación en las cabras que la consumen, pues ningún otro animal lo come, a tal punto que se convierte en su perdición, pues cuando ya están bien avanzadas se tambalean y no pueden caminar y si caen llegan a morir por las altas temperaturas que hay en el ambiente semidesértico de esta zona.

    Felicitaciones por este espacio para las mentes curiosas e inquietas.

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