La ciencia española no necesita tijeras

Publicado el 7 de octubre de 2009 en Opinión por omalaled
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No iba a hacerlo, pues no soy amigo de meterme en politiqueos, pero creo que en el artículo de Aldea Irreductible tienen razón, así que voy a secundar su iniciativa. Por mi parte lo haré extrayendo la introducción de un libro de Francisco Mora. El currículum de este señor habla por sí mismo: doctor por las Universidades de Granada (España) y Oxford (Reino Unido), profesor de Fisiología Humana, Fisiología Molecular y Biofísica en la Facultad de Medicina de Iowa (EEUU). Os dejo en sus manos.

La investigación científica es el máximo de la curiosidad. Y la curiosidad la llevamos todos los seres humanos codificada en nuestros cerebros como parte de nuestra naturaleza. Ese es un código cerebral que compartimos con todos los mamíferos desde hace más de doscientos millones de años. En el ser humano esa curiosidad llega al máximo exponente. Y cuando el aguijonazo de esa curiosidad enciende nuestra hoguera emocional, esa que todos llevamos dentro, el talento se pone al servicio de una idea, de una hipótesis, que es cuando ésta se persigue sin resuello ni descanso. Esa curiosidad, que sirve lo mismo cuando niños para descubrir lugares ocultos por el ojo de una cerradura o descubrir qué tiene escondido el abuelo en el desván, es la misma que se aplica a la investigación científica. En este último caso sin embargo se convierte en curiosidad sublime, aquella que uno de los padres de la neurociencia moderna, Charles Sherrington, llamaba curiosidad sagrada.

En ese perseguir la verdad de una idea no existen horas ni minutos. Ser investigador científico no es un oficio ni un trabajo. Es una ilusión. Una pasión trabajosa y perseguida. Investigar científicamente una hipótesis cuesta mucha formación previa. Pero cuando se tiene, y se tiene suficiente talento, entonces esa idea se persigue sin descanso. La investigación científica no se realiza sólo en el banco del laboratorio, sino sobre todo pensando, o dejando trabajar solo al cerebro durante el descanso, en casa, con los hijos, en el mar o en el campo y desde luego también durmiendo, durante los ensueños. Las ideas del científico son como las del ¡artista!, que rumian constantemente en el cerebro sin ser uno consciente de ello. Y de pronto, sin saber nadie por qué, irrumpen en la escena de la conciencia. Por eso es una pasión constantemente perseguida. Pasión que no se puede imponer, sino dejar crecer dentro de uno mismo. En eso se parece al arte. Y por eso, como el arte, tan querido, aplaudido, también la ciencia requiere de un entorno social que la provoque y la suscite, es decir, una cultura. Esas pasiones necesitan un calor en el que crezcan y en donde se acaricien y estimulen y que, al igual que ello existe en la literatura y el arte, exista también para la ciencia.

La ciencia es tan creativa como el arte. Y es tan producto del ser humano como es el arte. Sin embargo, el arte ha entrado en la intimidad del ser humano como algo propio y consustancial y se ha convertido en el corazón caliente de lo que llamamos humanidades y cultura. (…) Colin Blakemore hizo unas declaraciones que considero de un alto impacto social en estos días y en este contexto:

La ciencia está siendo reconocida cada vez más como parte de la cultura, pero sigue siendo aceptable que la gente se meta en sofisticadas discusiones sobre temas científicos de los que no tiene ni idea y que eso no se vea como expresión de su incultura o nivel de educación. Sin embargo, no se puede decir que no sabes nada de Shakespeare o que no sabes nada de Picasso pues todo el mundo se reiría de ti. Y es que la ciencia no se ve todavía al mismo nivel que las artes en términos de cultura. Creo que deberíamos revisar la manera en que la ciencia se enseña en los colegios. La mayoría de los países valoran la educación científica, por supuesto, pero la ven como destinada a una fracción muy pequeña de la población, que se convertirá en los científicos del futuro. Lo que tenemos que pensar es en ese 95% de gente que no van a ser científicos. Hay que rediseñar la educación de la ciencia para que la gente la encuentre aceptable y pase a formar parte de su cultura general. Hay que conseguir que la gente pueda sentir que la ciencia les pertenece. El sentimiento de propiedad aquí es crucial. Creo que todo el mundo, en cierto sentido, se siente propietario del arte. Picasso les pertenece, Rembrandt, Goya, Cervantes, Shakespeare… les pertenecen, porque sienten empatía hacia esos creadores de la cultura. Pero no sienten lo mismo hacia la ciencia y sus creadores porque la ven como algo de una élite, separado, distante. Y necesitamos conseguir que la gente tenga hacia la ciencia ese mismo sentimiento de propiedad.

“La ciencia” –ha dicho Eric Kandel, último Nobel de Fisiología y Medicina, procedente de la rama de la neurociencia “ya no es un tema exclusivo de los científicos, sino que se ha convertido en una parte integral de la vida moderna y de la cultura contemporánea”. Y esta es una realidad que, como tal, todavía no se vive en España. La investigación científica está en un buen momento en nuestro país, pero necesita de un soporte social, de una cultura que no tiene. Nuestra cultura de la ciencia es una cultura congelada y artificial, importada y casi ajena al envoltorio cultural “caliente” de las humanidades, que es el que reconocemos como genuina cultura. Y sin ese marco, de emoción y sentimiento por la cultura desde la ciencia, como lo tenemos por las artes, difícilmente se puede invitar a los jóvenes de talento a entusiasmarse por la ciencia como dedicación, pues no ven que los científicos sean mimados, regalados y reconocidos como personas de alto valor social. La ciencia es una criatura delicada. La investigación científica es, de hecho, un extraño fuego que hay que alimentar y proteger constantemente para mantenerlo vivo, como si de un fuego sagrado se tratara. Fuego, además, que necesita de un apilamiento de ladrillos sociales que lo abriguen y protejan. Ése es el marco o abrigo social que todavía está por crearse en España. Y la responsabilidad máxima de que todavía no exista la tienen los gobernantes y los políticos. Los de antes y los de ahora. Porque son ellos quienes tienen la obligación de otear y orientar la sociedad hacia aquello que a corto o largo plazo la provea de riqueza. Riqueza espiritual y pragmática.

Y precisamente eso es la ciencia. ¿Cómo no somos capaces de darnos cuenta de que la riqueza de los Estados Unidos emana, en muy buena medida, de esa política de Estado que sembró la investigación científica y apostó por ella durante decenas de años aun a costa de no recibir beneficios inmediatos?. La cosecha de esa apuesta está a la vista de todo el mundo. Este país nuestro necesita pues, hoy más que nunca, que sus más altos dignatarios políticos sean el escaparate de esa cultura de la ciencia. Y que eso se exprese no sólo en el contexto de una declaración de presupuestos y más dinero para la ciencia, sino que salga a la calle en los mítines, en la radio y en la televisión, manifestando una y otra vez que se va a poner como meta prioritaria y a largo plazo la investigación científica. Que se va a apostar por ella poniendo énfasis y calor para que cale en la sociedad y conforme cultura, diciendo además que es una necesidad real para el progreso y el bienestar añadido de las gentes.

Al fin y a la postre, la investigación científica es eso: riqueza y, además, cultura. Si la cultura es esa carpa enorme que cubre las transacciones humanas, es bien cierto que hoy una parte importante de ella está construida por la ciencia. Por eso hay que invertir un grueso de tiempo en airear las grandezas y talentos que puede proveer y tiene este pueblo para la ciencia. Debiéramos soplar todos a una nave que lleva la carga de nuestra ciencia y nuestra cultura allende las fronteras. Es el momento de despertar a la verdadera cultura del nuevo siglo, aquella de unión de ciencia y humanidades. Ya lo dijo Wilson: “La ciencia es una combinación de operaciones mentales que ha conformado, y cada vez más, el hábito de la gente educada, una cultura de iluminación que ha dado con la manera más efectiva, nunca antes concebida, de aprendizaje acerca del mundo real”. Apostemos, pues, por ella.

No al recorte

Amigos míos, este ha sido mi granito de arena.

Fuente:
“El científico curioso”, Francisco Mora



Hay 11 comentarios a 'La ciencia española no necesita tijeras'

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  1. #1.- Enviado por: César

    El día 7 de octubre de 2009 a las 13:39

    Estimado Fernando,

    Una entrada realmente muy interesante. ¡Enhorabuena!

    Gracias por sumarte.

    Un cordial saludo.

  2. #2.- Enviado por: alesconditeingles

    El día 7 de octubre de 2009 a las 15:24

    jo, que buena…está interesante. Amén!

  3. #3.- Enviado por: juan

    El día 7 de octubre de 2009 a las 16:39

    Gracias por tu continua contribución a ese intento de sumar la ciencia a la cultura de nuestro país. Es algo que vienes haciendo al menos desde que has creado este blog.
    Sigue en la labor por favor y ayudarás también a satisfacer nuestra curiosidad.

  4. #4.- Enviado por: Oscillator

    El día 7 de octubre de 2009 a las 16:44

    Excelente !!!

    Que bien que en España hagan lo suyo para organizarse contra este tipo de recortes, parece que en México vamos aún más atrás!

  5. #5.- Enviado por: Ulises7

    El día 7 de octubre de 2009 a las 17:07

    Excelente artículo,

    lo más curioso es que luego digan que la I+D no se verá afectada… ¿sino hay dinero para financiar proyectos como se fomentara esta?

    El interés por el 90% de la población española por la ciencia es prátcticamente nulo, por eso es necesario fomentar una actitud positiva hacia esta… a ver si lo llegaré a ver…

    saludos

  6. #6.- Enviado por: Cesar

    El día 7 de octubre de 2009 a las 19:43

    Y no solo en España!! el promover la ciencia deberia ser una prioridad mundial; lamentablemente a quienes detentan el poder no les conviene una sociedad esceptica (cualidad desarrollada por una correcta formacion cientifica), ya que entonces se cuestionarian muchas politicas, propagandas, religiones, sistemas economicos, etc, etc…
    Creo que haces un exelente trabajo apoyando causas como esta, de a pasito, granito a granito debemos ir cambiando la mentalidad de la sociedad para ir haciendola mas justa y equitable.
    Salut!

  7. #7.- Enviado por: Alberto

    El día 8 de octubre de 2009 a las 01:09

    “Un pais sin investigacion, es un pais sin desarrollo” Esto dijo Severo Ochoa, de quien por cierto se celebra este agno el 50 anivesario de su Premio Nobel (que tuvo que recoger como ciudadano americano, pese a ser espagnol y haberse formado aqui) sin embargo el se fue por una guerra y por un exilio… se ha preparado algo?

    Mientras queramos seguir ensamblando y pintando coches para la OPEL y poniendo ladrillos no avanzaremos jamas. Imaginad la de puestos de trabajo que se podrian generar si la vacuna contra la tuberculosis que esta ensayando el Dr. Carlos Martin en Zaragoza funciona… cientos de personas podrian trabajar directamente y muchas otras empresas de biotecnologia podrian crecer alrededor… Que viva la esteban!

  8. #8.- Enviado por: panta

    El día 8 de octubre de 2009 a las 11:34

    Ojalá esta iniciativa lleve a reflexionar a los que tiene la responsabilidad de los dineros.
    Saludos.

  9. #9.- Enviado por: Hejo

    El día 9 de octubre de 2009 a las 23:13

    La falta de de sensibilidad hacia los conocimientos técnicos y científicos en España es increíble. Lo peor, es que además está incrustada a todos los niveles.
    Adjunto remito un fragmento de un informe del Catedrático de Sociología de la Facultad de Educación de la Complutense, Sr. Julio Carabaña acerca de las cualificaciones obtenidas por España en el último informe PISA sobre educación. No es sólo que todo vaya muy bien en nuestro sistema educativo. Es que hasta se enseñan cosas a los niños que no tienen ninguna utilidad, tal y como se lée en la página 8:

    “(…)si bien puede ser cierto que “el rendimiento de los mejores
    estudiantes de un país en matemáticas y materias afines puede tener implicaciones para el papel
    que el país pueda desempeñar en el sector de tecnología avanzada de mañana y para su
    competitividad internacional”, no es en absoluto verídica la proposición inversa, a saber, que
    “deficiencias en matemáticas entre los estudiantes de bajo rendimiento pueden tener
    consecuencias negativas para sus perspectivas de trabajo e ingresos y para su capacidad de
    participar plenamente en la sociedad” (Pisa, 2005:38). Más bien ocurre al contrario, que los
    progresos de la técnica hacen cada vez más fácil la vida en las actuales sociedades a los
    analfabetos, sobre todo en Ciencias.”

    http://www.colegiodeemeritos.es/DocumentosDelColegio_Documento2_InformePisa/

    Si ésto es lo que opina todo un Catedrático de la Facultad de Educación, no quiero ni pensar cuál puede ser el nivel de razonamiento de gran parte de la clase política del país. Y bueno, entonces se empieza a entender mejor ciertas decisiones.

    Salud y felicitaciones por éste y por todos los posts.

  10. #10.- Enviado por: Julián

    El día 12 de octubre de 2009 a las 19:06

    Como profesor de ciencias en secundaria no puedo estar más de acuerdo con tu artículo. Enhorabuena.

  11. #11.- Enviado por: lola

    El día 23 de noviembre de 2009 a las 21:18

    estimado FERNANDO me has comvencido y te doy mi

    ENHORABUENA Y ANIMO

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