Hechos insólitos de la II G.M.

Publicado el 28 de diciembre de 2007 en Libros por omalaled
Tiempo aproximado de lectura: 5 minutos y 56 segundos
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Dicen que nunca segundas partes fueron buenas, pero el libro del que os hablo hoy es una excepción. De hecho, es la continuación uno que ya comenté titulado Las cien mejores anécdotas de la Segunda Guerra Mundial del mismo autor, Jesús Hernández, que escribe un fenomenal blog. Sabed, además, que Remo también lo comentó.

En la contraportada del mismo podemos leer una bonita frase:

La guerra es un asunto demasiado serio como para dejarlo en manos de los militares. (Georges Clemenceau)

Y si de la Segunda Guerra Mundial queremos corroborarlo, este libro nos da sobradas razones. Y es que hay anécdotas para dar y vender.

Y entre otras, nos cuenta la historia de cómo se interrumpió un partido de críquet entre dos lores ingleses y, con total indiferencia, uno le dijo al otro: “Si el partido de críquet ha quedado suspendido, significa que hay guerra”; de cómo dijeron a Rommel que llamara al orden a unos guardaespaldas que casi hacían carreras con sus coches intentando estar cerca del de Hitler respondiendo: “Yo no soy un maestro de parvulario, ¡encárguese usted de llamarlos al orden!”; de la primera víctima británica de la guerra, que fue al intentar subir por la fachada de un edificio para que el inquilino apagara la luz debido a una alarma de bombardeo, cayendo al vacío; de por qué la ropa interior militar es también de color verde (¿no se os ha ocurrido alguna vez que también se debe lavar y tender?); de cómo Goering contrató un brujo; de cómo los alemanes tomaron Rotterdam en un tranvía; de cómo la arena de las playas de Dunkerque salvaron a los aliados de un bombardeo; de cómo los alemanes llegaron a utilizar champán como loción para después del afeitado; de cómo dos escoceses atravesaban el Bidasoa y se encontraron con dos alemanes desertores, aunque los escoceses no lo sabían pero al percatarse de la situación acabaron cobrándoles por llevarles en su bote.

Pero no queda ahí la cosa. Cuenta también la anécdota de cómo los prisioneros fugados en Francia se refugiaban en los burdeles y tuvieron un problemón con un soldado demasiado estricto con sus convicciones religiosas y acabó ¡disfrazado de prostituta!; de cómo los de la resistencia pasaban los mensajes en los interiores de los tubos de las bicicletas y en los collares de los perros; de cómo un bombardeo en zona equivocada fue una inesperada victoria; de cómo una mujer embarazada con muchas agallas e inteligencia salvó la vida de su marido; de cómo un espía se hacía pasar por disminuído psíquico; de cómo un chico de 15 años y su profesor de música obtuvieron información fundamental para el día D que ningún espía podía obtener, y todo esto sería relativamente normal, pero sucede que el profesor de música ¡era ciego!; de cómo un espía hizo ver que tenía una gripe durante tres meses; de cómo los británicos, pensando en la inminente invasión germana, eliminaron señales e indicadores … ¡hasta las estaciones de metro!; de cómo sospecharon que un militar era espía porque en una ocasión no había cumplido una de las estrictas normas de educación: ¡tirar de la cadena!.

Y algunas que ya dan la risa, pues a veces, por cumplir las órdenes a rajatabla, puede llevar a perder una valiosísima información; de cómo un aviador alemán se rindió a una anciana con una limusina: de cómo la población británica, ante las escasas reservas de metal, entregaban lo que hiciera falta: desde las teteras de la Casa Real hasta ciudadanos que donaban ¡sus piernas ortopédicas metálicas! … un ejemplo de colaboración con lo que pudieron fabricar medio centenar de bombarderos Lancaster al año; de cómo confundieron a un desafortunado hombre con bigote con Hitler; de cómo un soldado británico se coló en el Palacio de Buckingham y acabó llorando abrazado a los tobillos de la reina Elizabeth; de cómo una fanática nazi consiguió para sus reliquias un frasco con agua con la que se había bañado Hitler; de cómo uno de los que intentó matar a Hitler acabó siendo juez del Tribunal Constitucional de la RFA.

Y seguimos con la anécdota de los ataques de Hitler en los que echaba espuma por la boca, temidos por todos, incluido Goering quien llegó a confesar que: “Hitler es la única persona que consigue que me ensucie los calzoncillos”; de cómo pillaron una red de espionaje alemana que camuflaba la información en puntitos y sólo podían leerse con un microscopio; de cómo surgió la película “Casablanca”; de cómo un secretario fue ascendido a espía y engañó a los alemanes haciéndose el borracho; de cómo dos oficiales secuestraron un general alemán y, sin saberlo, gracias a ello salvó su vida; de cómo se enteraron del emplazamiento de las V1 porque habían echado a un campesino que cultivaba champiñones en la zona y pensaba que ahora lo hacían los alemanes; de cómo los alemanes traicionaron a los rusos e hicieron salir al diplomático que declaraba la guerra por la puerta de atrás; de cómo obtenían los alemanes las botas de los soldados rusos teniendo en cuenta el frío que allí reinaba … y a los vivos era fácil quitárselas, pero a los muertos había que emplear una forma bastante más macabra; de cómo se precisaban soldados germanos no fumadores en el frente ruso porque detectaban a estos últimos … ¡por su olor!; de cómo el Dynamo de Kiev de fútbol humilló a los alemanes en repetidos encuentros de fútbol y aun sabiendo que casi iban a perder la vida no se dejaron ganar; de cómo en la Casa Blanca, donde estaban Churchill y Roosevelt, a éste último se le había ocurrido llamar a la alianza contra el Eje como “Naciones Unidas” y entró sin llamar en la habitación del primero, pillándole desnudo y al hacer el ademán de salir, Churchill le dijo: “¡El primer ministro de Gran Bretaña no tiene nada que ocultar al presidente de los EEUU!”.

Pero esperad, que no acaba aquí la cosa; más historias de cómo los americanos confundieron un submarino con un enorme banco de peces; del mal trato que recibieron los japoneses que ya estaban en EEUU antes de la guerra (y que no dispensaron a italianos, por ejemplo); de cómo Stalin decidió acabar con la vida de John Wayne; de cómo el primer japonés capturado en la guerra acabó siendo jefe de exportaciones de Toyota; de cómo un teniente coronel dirigía la batalla desde una tumbona de madera tomando el té, pero encontrándose también a tiro de cualquier soldado japonés; de cómo calcularon el número de hombres de una determinada fortaleza sólo conociendo el número de letrinas de la misma; de cómo la burocracia militar está por debajo del sentido común; de la tribu birmana de los kachins que sabían el número exacto de bajas del enemigo porque les cortaban las orejas y las llevaban consigo; de cómo un soldado sobrevivió a un salto de 6.000 metros de altura … sin paracaídas; de cómo un soldado borracho liberó a otros cinco; de cómo Hirohito pasó de ser descendiente de una diosa (en privado expresaba que no se lo creía) y acabó convirtiéndose en un experto en biología marina; de cómo un soldado capturado salvó su vida haciéndose el experto en tecnología nuclear; de cómo se dejaron en libertad a 500 torturadores y genocidas japoneses; de cómo un espía italiano se coló en la embajada norteamericana en Roma robando los códigos para descifrar los mensajes de los aliados, cosa que vino muy bien a Rommel

Todo esto salpicado de anécdota en sus comentarios, como la primera vez que se utilizaron octavillas sobre el enemigo durante las guerras napoleónicas; y de que al hacerlo los británicos sobre los alemanes, sir Arthur Harris dijo que sólo había servido para cubrir los suministros de papel higiénico de la población germana durante los próximos cinco meses.

Y muchísimas otras que me dejo en el tintero. Si queréis saberlas, sólo tenéis que leer el libro. Divertido, ameno y que deja, como hace el autor en el primer libro, con ganas de más.

Portada del libro

Título: “Hechos insólitos de la Segunda Guerra Mundial”
Autor: Jesús Hernández



Hay 14 comentarios a 'Hechos insólitos de la II G.M.'

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  1. #1.- Enviado por: Edward

    El día 28 de diciembre de 2007 a las 03:16

    en verdad son muchas anecdotas, jajajajajaja, pero bueno habñra que comprar el libro para conocerlas todas, me quedo sonando la del niño y su maestro de musica ciego…

  2. #2.- Enviado por: Mizar

    El día 28 de diciembre de 2007 a las 19:47

    Gracias por la recomendación y que tengas una buena entrada de año.

    Saludos
    Paco

  3. #3.- Enviado por: Daniel

    El día 29 de diciembre de 2007 a las 06:43

    Parece estar muy bueno el libroo,, espero que en Argentina esté y poder comprarlo…

    saludos a todos,, muy bueno como siempre tu trabajo…

  4. #4.- Enviado por: Ferre

    El día 29 de diciembre de 2007 a las 18:21

    Yo recogí ayer de la librería el otro (Las 100 mejores anécdotas de la SGM), que lo había encargado hace unos días. Ay, qué bien me lo voy a pasar leyéndolo.

    Saludos y feliz año,

    Ferre

  5. #5.- Enviado por: Joaquín

    El día 29 de diciembre de 2007 a las 20:15

    Lo malo de estos libros es que suelen dar crédito a casi cualquier cosa que les cuentan, que oyen o que leen.

  6. #6.- Enviado por: omalaled

    El día 31 de diciembre de 2007 a las 01:40

    Muchas gracias por los comentarios. Sabed que ya tengo en mis manos el tercer libro de este autor … y caerá dentro de poco, a buen seguro.

    Joaquín: No es así. Su autor (Jesús Hernández), aparte de ser licenciado en historia y ser un especialista en este tema, da un montón de bibliografía. Hay pasajes en los que no sabe si es real o leyenda urbana, pero lo dice abiertamente. Por otro lado, también he leído algún libro de los que él recomienda y son otros historiadores reconocidos, incluso profesores de historia de Gran Bretaña.

    Así que me fío de este autor.

    Salut y Buen Año.

  7. #7.- Enviado por: Peio garcía

    El día 31 de diciembre de 2007 a las 11:42

    Leyendo tu comentario me ha dado por pensar que no nos vendría mal una tercera guerra mundial: eliminaría el exceso de población, acabaría con una civilización cutre y daría lugar a otro estupendo libro de anécdotas…
    Bueno, mejor no.
    Feliz Año Nuevo para todas y todos.

  8. #8.- Enviado por: Jmpep

    El día 1 de enero de 2008 a las 01:22

    Hola!! Un poco offtopic, pero teniendo en cuenta que el año que acaba de terminar ha estado plagado de estupendos momentos leyendo este blog, quería desearos: Feliz 2008!!!

  9. #9.- Enviado por: omalaled

    El día 1 de enero de 2008 a las 02:56

    Ostrás … la 1 y 22 minutos del Año Nuevo y ya tengo un comentario …

    Muchas gracias, Jmpep por tus amables palabras.

    Feliz Año.

  10. #10.- Enviado por: Delirium

    El día 2 de enero de 2008 a las 11:24

    Yo me había pedido la primera parte (sí, a Papa Noel) tras haber leído tanto y tan bueno sobre el mismo. Lamentablemente, el susodicho bonachón se confundió y me trajo “El Universo Elegante”.

    Me temo entonces que tendré que pedirlo a los Reyes Magos.
    O eso o me lo compro, caramba. Un saludo y Feliz Año.

  11. #11.- Enviado por: omalaled

    El día 2 de enero de 2008 a las 14:50

    Je jeeeee, un buen libro siempre es una buena compra. Papá Noel trajo hace tiempo las bibliotecas … y fue un gran regalo :-)

    Salud!

  12. #12.- Enviado por: Markx

    El día 3 de enero de 2008 a las 02:31

    Que grandes curiosidades, sí señor.
    Le dejan a uno estupefacto; inesperadas e inimaginables anécdotas.
    Feliz 2008

  13. #13.- Enviado por: YEARI

    El día 16 de enero de 2008 a las 00:36

    ESPERO Q ESTE DISPONIBLE ACA EN MEXICO SI LAGUIEN SABE LA EDITORIAL DIGANME POR FAVOR SALUDOS DESDE MEXICO

  14. #14.- Enviado por: omalaled

    El día 16 de enero de 2008 a las 00:41

    La editorial es INEDITA EDICIONES.
    ISBN: 9788496364158

    Salud y suerte para conseguirlo :-)

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