¡Ojalá lo supiera!

Publicado el 30 de noviembre de 2007 en Libros por omalaled
Tiempo aproximado de lectura: 10 minutos y 6 segundos
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El libro que hoy os comento contiene numerosas cartas de Richard Feynman recopiladas por su hija Michelle. Para quienes no conozcáis a Feynman, sabed es el héroe de quizás la mayor parte de estudiantes de física, de físicos y de otras muchas personas no vinculadas a la misma. Es uno de aquellos personajes que hay que conocer si se quiere saber qué es tener pasión por la ciencia, curiosidad, irreverencia a la autoridad, cultura y humanidad.

Para empezar, he de recordar que fue premio Nobel de Física, que estuvo en el proyecto Manhattan, en el comité de investigación del accidente del Challenger y que fue declarado deficiente mental para el ejército de los EEUU. Con esto ya podéis tener una idea de su forma de funcionar. Todos sus libros valen la pena, no obstante, éste en particular sólo lo recomendaré si antes habéis leído dos anteriores que son ¿Está Ud. de broma Sr. Feynman? y ¿Qué te importa lo que piensen los demás?. El primero de ellos estuvo 14 semanas en la lista del New York Times de los libros más vendidos. Ambos son maravillosos.

Pero vamos con el de hoy. Remo ya os lo comentó y mostró una de las cartas más espectaculares del mismo. Como ya lo hizo él, no la copiaré y resaltaré otros detalles que creo remarcables y que me han llamado mucho la atención.

Odiaba la censura. Una de las cosas que los científicos más aprecian (apreciamos, si me permitís) es la libertad tanto como requisito como incentivo para sus carreras. Feynman se regocijaba en ello. Mientras formaba parte del Comité de Investigación por la catástrofe del Challenger, afirmó: “Soy completamente libre, y no hay palancas que puedan utilizarse para influir en mí”.

Pero no era una opinión nueva. En 1964 le invitaron a asistir a una conferencia organizada por el Instituto Soviético para la Investigación Nuclear, y contestó diciendo: “Me sentiría incómodo en una conferencia científica en un país cuyo gobierno no respeta la libertad de opinión de la ciencia, ni el valor de la objetividad, ni el deseo de muchos de sus ciudadanos científicos de visitar a científicos en otros países”.

En una ocasión le grabaron para una entrevista y más tarde le dijeron que querían repetirla porque alguna opinión podía contrariar a alguien. Contestó diciendo que él era así y esa era su opinión y que no emitirla sería considerado por él como una censura a la expresión de sus ideas.

Aunque se convirtió en un conferenciante celebrado y una autoridad en varios campos de la física, siguió siendo un rebelde instintivo que simpatizaba más con los alumnos en el aula que con el sabio en el estrado. Prefería la claridad a la profundidad, las preguntas a las respuestas, la caza al trofeo en la pared. “No prestes atención a las autoridades”, aconsejaba a un universitario de 19 años: “piensa por ti mismo”. Cuando un alumno del Caltech preguntó al eminente cosmólogo Michael Turner cuál era su “preferencia” para una u otra partícula como candidata probable para constituir la materia oscura en el Universo, Feynman dio un manotazo: “¿Por qué quieres saber su preferencia? ¡Elige tu propia preferencia!”

También afirmó que “Puedo vivir con duda e incertidumbre. Creo que es mucho más interesante vivir sin saber que creer tener respuestas que podrían ser erróneas”.

En cierta ocasión, Groucho Marx dijo: No deseo pertenecer a ningún club que acepte como socio a alguien como yo. Pues esto que parece una broma es lo que hacía Feynman. Querían que perteneciera a la Academia Nacional de Ciencias y se negó, no porque debía pagarse una cuota (dio un cheque por mayor valor del estipulado), sino por sus ideas y filosofía:

Mi deseo de renunciar es meramente personal (…) Quizá es sólo que yo disfruto siendo peculiar. Mi peculiaridad es ésta: encuentro psicológicamente muy desagradable juzgar el “mérito” de las personas. Me molesta ser un miembro de un grupo cuya principal actividad es escoger a otros que se estiman dignos de ser miembros de ese grupo autoestimado. El cuidado con el que seleccionamos a “aquellos dignos del honor” de unirse a la Academia es para mí una forma de autoelogio. ¿Cómo podemos decir que sólo los mejores pueden unirse a los que ya lo son sin proclamar orgullosamente que nosotros, que ya estamos dentro, somos realmente buenos? (…) Quiza no me explico bien, pero baste decir que no soy feliz como miembro de una sociedad honoraria que se autoperpetúa.

Detestaba totalmente las jerarquías. Se reía de todo lo que fuera autoridad. Hay una graciosa carta enviada a su mujer en la que explica las peripecias en una recepción de los reyes en Bruselas. Es una perfecta descripción del arte de la irreverencia y de meter la pata.

Cuando le presentan al rey le tiende la mano (¡primer error!) y bromea (¡segundo error!) y rápidamente Bragg se lleva al monarca a presentarle a Heisenbgerg. ¿Y qué hace Feynman? Pues escabullirse y ponerse a hablar con el secretario de la reina. Dicho secretario propone presentársela y la conversación es de aquellas para enmarcar (la reina es Q):

Q: Debe de ser muy duro trabajar pensando en esos difíciles problemas.
F: No, todos lo hacemos por diversión.
Q: Debe de ser muy difícil aprender a cambiar todas sus ideas [algo que había deducido de las conferencias].
F: No, todos esos tipos que dieron esas conferencias [Bohr, Perrin, Oppenheimer] son unos viejos carrozas. Todo eso que contaron fue en 1926, cuando yo sólo tenía ocho años de edad, de modo que cuando aprendí física sólo tuve que aprender las nuevas ideas. El gran problema ahora es: ¿tendremos que cambiarlas otra vez?
Q: Usted debe de sentirse bien, trabajando así para la paz.
F: No, nunca entra en mi cabeza; si es para la paz o lo contrario, no lo sabemos.
Q: Ciertamente, las cosas cambian rápidamente. Muchas cosas han cambiado en los últimos diez años.

No en este palacio … Feynman pensó eso, pero se contuvo. En ese momento le lanzó una conferencia sobre lo que había en 1861 y hasta ese momento. Al fin y al cabo, era un gran profesor. La reina, desesperada, buscó conversación con otra persona.

Más tarde, el secretario de la reina llamaba a Feynman por megafonía. Todos sus compañeros quedaron muy impresionados. En realidad, el secretario había quedado personalmente con él para presentarle a su mujer y cuatro hijos. Se habían hecho amigos.

Cuando recibió el Premio Nobel hizo una apuesta con otro físico: Victor Weisskopf por 15$. Éste último afirmaba que a partir de esa fecha y en un período de 10 años, Feynman acabaría ocupado en un “puesto de responsabilidad”, entendiendo como tal que por razón de su naturaleza, obligara a quien lo ocupa a dar órdenes a otras personas para realizar ciertos actos, independientemente del hecho de que quien lo ocupa no tenga ningún conocimiento de lo que está ordenando que realice la persona en cuestión. Vamos, que sería jefe. Weisskopf perdió su apuesta. Feynman nunca aceptó un puesto así.

Tampoco aceptó títulos “honoris causa”. El primero que le ofrecieron lo rechazó de la siguiente manera:

El suyo es el primer doctorado honoris causa que se me ha ofrecido, y le agradezco por considerarme para tal honor. Sin embargo, recuerdo el trabajo que hice para obtener un título real en Princeton y a los tipos que recibían títulos honorarios sin trabajar, y que pensaba que un “título honorario” era una degradación de la idea de un “grado que confirma que se ha realizado cierto trabajo”. Es como dar un “título de electricista honorario”. Juré entonces que si por casualidad se me ofrecía uno alguna vez no lo aceptaría. Ahora, al fin (veinticinco años después), usted me ha dado una oportunidad de cumplir mi juramento. Así que gracias, pero no deseo aceptar el título honorario que usted me ofrece.

Pero tal como rechazaba los honores, era capaz de contestar a gente de la calle contrariada por su opinión. En una entrevista, le preguntaron sobre el smog y contestó que había problemas más importantes. Cierta persona se quejó de su ignorancia sobre el tema y del lenguaje vulgar que utilizaba (sobre todo, la palabra “tío”) y finalizaba preguntándole cómo había obtenido el Nobel. En la contestación de Feynman hay un párrafo que es destacable:

Gané el premio Nobel por el trabajo que hice en física tratando de desvelar las leyes de la Naturaleza. Lo único que realmente sé mucho es de estas leyes. Me pidió la cadena de televisión que apareciera en su nuevo programa de entrevistas y lo que sucedió fue que me hicieron todo tipo de preguntas sobre lo que yo no sabía nada. Tuve que responderlas de un modo u otro, y lo hice lo mejor que pude, que usted dice que no fue demasiado bien.

Pero estamos en la misma barca, porque aunque usted haya llegado a ser un maquinista muy bueno y yo un buen científico, ninguno de nosotros dos sabe realmente del problema del smog. Igual que mis comentarios sobre ello le parecen ignorantes a usted, del mismo modo sus comentarios sobre ello en su carta no me parecen a mí muy sabios. ¿Le gustaría recibir un premio por ser un gran maquinista, y luego ir a la televisión para ser entrevistado por un grupo de hombres a los que no les preocupa nada la maquinaria y sus problemas, sino que en su lugar le hacen preguntas sobre el smog? Lo que molesta es que no le pregunten sobre las cosas que uno ama y a las que ha dedicado su vida y por las que ha recibido el premio.

Y, aunque la ciencia era lo único que realmente le apasionaba no era de aquellos que pensara en que el mundo gira alrededor de su forma de ver las cosas. Entre otras bonitas frases destacables de sus cartas hay éstas:

Mientras busca lo que pueda fascinarle, no deseche por completo la posibilidad que pueda encontrarlo fuera de la física. El hombre feliz en su trabajo no es el especialista estrecho de miras, ni el hombre completo, sino el hombre que está haciendo lo que le gusta hacer. Debe usted enamorarse de alguna actividad.

A otro estudiante le dijo: estudie arduamente lo que más le interese de la forma más indisciplinada, irreverente y original que pueda. A otro joven que buscaba consejo en él le escribió: No puedes desarrollar tu personalidad sólo con física. El resto debe entrar.

Era muy admirado entre compañeros y estudiantes. Cuando se tuvo que someter a una de tantas operaciones por su cáncer abdominal, durante las 14 horas y media que duró la operación, se le rajó la aorta y necesitó 70 bolsas de sangre. Docenas de alumnos y profesores del Caltech así como personal del vecino Jet Propulsion Laboratory corrieron al hospital a donar sangre.

Y por si fuera poco, se reía de él mismo.

En 1984 se dio un golpe con un bordillo cuando iba a recoger un ordenador que hacía tiempo que esperaba. Se limpió la sangre de la cabeza y fue hasta la tienda. Cuando llegaron a casa su mujer e hija se lo encontraron jugando felizmente con su nuevo ordenador con sangre seca en la camisa. Más tarde se descubrió un grumo de sangre en la superficie del cerebro debido al golpe y tuvieron que hacerle dos agujeros en el cráneo para aliviar la presión. Dijo orgullosamente a sus amigos:

- Si pensáis que estoy loco, ahora tengo excusa: tengo dos agujeros en la cabeza … podéis notarlos precisamente aquí.

En cierta ocasión, la revista Omni le proclamó “El hombre más inteligente del mundo”. Al oír esto, su madre, que estaba inmensamente orgullosa de él y que tenía un gran sentido del humor, levantó las manos al cielo y exclamó: “Si Richard es el hombre más inteligente del mundo, ¡que Dios ayude al mundo!”. El primero en reírse fue el propio Feynman.

Foto de Feynman

Cuando Freeman Dyson lo conoció dijo que era mitad genio mitad bufón. Al pasar los años, cambió de opinión y afirmó que todo él era bufón. Seguro que Feynman también se hubiera reído.

Feynman murió el 15 de febrero de 1988. Había salido de un coma provocado por un fallo renal. Cuando despertó, estaba su esposa Gweneth, su hermana Joan y su prima Frances. Allí pronunció sus últimas palabras: “Odiaría tener que morirme dos veces. Es aburridísimo”.

Pero lo más conmovedor de un personaje así es la huella que deja en muchos. Os cuento, para finalizar, una bonita anécdota en la que contesta a un padre preocupado por el futuro de su hijo de 16 años que sólo se interesaba en los temas de ciencia, pero cuya inteligencia no se veía reflejada en los test que eran de temas generales. El chico los encontraba aburridos y rutinarios. Feynman contestó con una larga carta. Le decía que no se preocupara: ¿qué es lo que le haría a un muchacho de 16 años inteligente pararse a pensar por un minuto …? Enamorarse de una mujer maravillosa y hablar con ella tranquilamente en la noche. No es que le resolviera muchos asuntos, pero hay una reseña en la que dice:

Cuando este libro entró en imprenta, [el padre] informó de que su hijo había encontrado a una mujer maravillosa en la Universidad, estaba ahora casado con dos hijos y cursaba el último año de su programa de doctorado en oceanografía física en la Universidad de Hawai. Al considerar los efectos a largo plazo de la carta de Feynman, el mismo padre dice que es imposible saber la importancia que tuvo, y decía: Pero sé que fue importante para mí, como padre, y sé que mi hijo nunca ha olvidado cómo uno de los “grandes” dedicó algunos minutos sólo para él.

Una gran personaje. Un ejemplo a seguir.

Portada del libro

Título: ¡Ojalá lo supiera!
Autor: Richard P. Feynman

Otras opiniones del libro:
http://curiosoperoinutil.com/2006/09/02/libro-time-to-think-2006-28-r http://talleres-jadani.blogspot.com/2006/09/dont-you-have-time-to-think.html
http://librosylecturas.blogspot.com/2007/01/richard-p-feynman-correspondencia.html



Hay 29 comentarios a '¡Ojalá lo supiera!'

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  1. #1.- Enviado por: Ventura

    El día 30 de noviembre de 2007 a las 09:46

    ¡Ahora mismo tengo los pelos como “escarpias”!. Lo has bordado. 8)

  2. #2.- Enviado por: Banyú

    El día 30 de noviembre de 2007 a las 11:05

    Grande Mr. Feynman.

  3. #3.- Enviado por: Paquito

    El día 30 de noviembre de 2007 a las 11:28

    ¡Qué grande es el Sr. Feynman! Genio y figura (literalmente hasta la sepultura :-)).

    Genial artículo (como siempre, también es cierto) :-))

    Un saludo,

    Paquito.
    http://paquito4ever.blogspot.com

  4. #4.- Enviado por: salubre

    El día 30 de noviembre de 2007 a las 14:38

    Este blog es genial, felicidades.

  5. #5.- Enviado por: Nelor

    El día 30 de noviembre de 2007 a las 15:33

    “piensa por ti mismo”

    Esta es la base de toda libertad. Un gran tipo este Feynman. Sí señor.
    Omalaled, a mí también se me han puesto los pelos como escarpias.;-)

  6. #6.- Enviado por: Hairanakh

    El día 30 de noviembre de 2007 a las 17:10

    Me quito el sombrero. Omalaled: este te ha quedado para enmarcar… (también es cierto que Feynman siempre ha sido un poco mi debilidad…)

  7. #7.- Enviado por: Ahskar

    El día 30 de noviembre de 2007 a las 20:04

    Feynman es de lo mejor que he conocido gracias a meterme en física.
    Un profesor mío, que tiene guiños muy en el estilo de Feynman, siempre recomienda a los alumnos de primero el libro ¿está usted de broma mr. Feynman? Y la verdad, es que debería recomendarse a todo el mundo, fueran o no físicos.

  8. #8.- Enviado por: Donatien

    El día 30 de noviembre de 2007 a las 21:45

    Feynman ¡Que grande!
    Muy buen artículo omalaled.

  9. #9.- Enviado por: duhu

    El día 1 de diciembre de 2007 a las 10:13

    Un gran personaje y un gran artículo

    http://www.juzamdjinn.blogspot.com

  10. #10.- Enviado por: Isod

    El día 1 de diciembre de 2007 a las 11:15

    “Lectures on Physics” de Feynman, o “Lecciones de física”. Yo distinguía los profesores buenos de la carrera de los malos con este libro. Si lo ponían en la bibliografía, eran buenos. Los mejores, aquellos que comentaban en clase:
    “Este libro no vale para aprobar la asignatura. Pero es uno de los imprescindibles”.
    Mi mejor auto-regalo una vez acabada la carrera, la compra de los tres tomos. Pena que no pudiera comprar la primera versión bilingüe inglés-castellano…
    Gran “post” Omaladed. ¡Voto por un “post” de Feynman cada 6 meses!

  11. #11.- Enviado por: Delirium

    El día 1 de diciembre de 2007 a las 11:57

    ¡Cómo se nota que te gusta!
    Este libro lo empecé a hojear en una librería. Busqué y leí la carta que comentó Remo. Seguí hojeando y me quedé 15 minutos leyéndolo de pie. Luego me leí el final, y luego el principio…

    Al final no me lo compré. ¡No había ido a comprar libros!

    Un saludo.

  12. #12.- Enviado por: Miguel Manzano

    El día 1 de diciembre de 2007 a las 15:48

    Siento algo que hacía tiempo que no sentía. Feynman es muy grande, mucho más grande de lo que podía imaginar. Imagino que como el resto, sólo había oído hablar de él como un cachondo mental y uno de los grandes educadores de la física. Tu artículo me ha hecho ver que que era realmente mucho más que eso.

    Soy de la opinión de que hay que tener las ideas muy claras y estar muy seguro de uno mismo para plantearse lo que él comenta que se planteó en su día a día. Ojala fuera tan fácil decir lo que uno piensa… Ojala nadie te persiguiera en ningún país ni en ninguna situación por decir lo que realmente piensas de como está ordenado el mundo, tu parte de mundo… sería precioso y es muy triste que de alguna manera el miedo haga perder esa perspectiva.

    Un saludo muy grande y si me lo permites, un abrazo. Perdón, creo que se me ha metido algo en el ojo.. cof, cof…

    ¡Muchas gracias Omalaled!

  13. #13.- Enviado por: Marina

    El día 1 de diciembre de 2007 a las 16:05

    WOOOOOOO

    Gracias… estoy haciendo un programa de radio sobre Feynman

  14. #14.- Enviado por: omalaled

    El día 2 de diciembre de 2007 a las 22:00

    Disculpad que no os conteste uno a uno. Debo reconocer que hay artículos con los que disfruto particularmente durante todo el proceso hasta su publicación, de los que cuando doy al botoncito siento que he publicado algo con mucho valor. Feynman es uno de aquellos personajes en los que se saborean las palabras explicaciones … y por supuesto, con lectores como vosotros, ya es la guinda al pastel.

    Si logro que haya alguien, aunque sea una sola persona, se enganche a cualquiera de sus libros, me habré dado por satisfecho,

    Gracias, como siempre, a todos vosotros por leerme y por vuestros elogios.

    Salud!

  15. #15.- Enviado por: yomismo

    El día 3 de diciembre de 2007 a las 12:54

    Bueno, siento aguar la fiesta, pero si hay algun sitio donde me puedan contestar es en este, pero ¿que hay de cierto de las acusaciones de plagio contra Feynman que rulan por Internet respecto a los trabajos de un tal Stueckelberg?

  16. #16.- Enviado por: omalaled

    El día 3 de diciembre de 2007 a las 13:09

    yomismo: en la wikipedia mismo, pero no habla de plagio. Tampoco este otro enlace. Todo lo contrario, habla incluso de una mención de Feynman hacia él.

    Por otro lado, desconocía a este físico; ¿alguien más conoce a Stueckelberg? ¿Algún libro que hable de él?

    Salud!

  17. #17.- Enviado por: Miguel Manzano

    El día 4 de diciembre de 2007 a las 23:29

    omalaled.. Gracias por tus palabras, hace un poco de tiempo, no mucho, que tengo pendiente un libro sobre las leyes de la naturaleza de Feymman “El caracter de la ley física” creo que se llama.

  18. #18.- Enviado por: alberto

    El día 5 de diciembre de 2007 a las 10:12

    Claro que todo lo que hizo no compensa el haber sido miembro de un proyecto que creó la peor arma de destrucción masiva de la historia. Y claro que en el ´64 le dijo eso a los soviéticos cuando en su propio país la segregación racial todavía era legal o estaba dejando de serlo. Excelente físico, por lo demás, no creo.

  19. #19.- Enviado por: omalaled

    El día 5 de diciembre de 2007 a las 11:44

    Miguel: es un libro muy ameno de leer. Si te gusta la física explicada con filosofía te gustará.
    alberto: Respeto tu opinión, pero no la comparto. Es muy fácil hoy, desde nuestra sociedad más o menos segura, juzgar si hizo bien o no; pero hizo lo que creyó correcto. Debes pensar que a ese montón de físicos e ingenieros que trabajaron en el proyecto les dijeron que los alemanes estaban a punto de obtener la bomba atómica. ¿Te imaginas que Hitler hubiera podido tenerla antes que los aliados?

    Siempre nos acordamos de quienes la fabricaron (piensa que luego la obtuvieron los rusos, ingleses, etc.) per nunca de quienes las tiraron. Nadie le preguntó a Feynman si se debía tirar la bomba o no, pero todo el mundo lo juzga culpable por construirla. ¿Por qué no poner a Eli Whitney como culpable por hacer las armas en serie?
    La tecnología surge, queramos o no; pero los militares y los que dieron la orden de lanzarlas jamás son juzgados. Y todos ellos duermen de un tirón …

    Y por otro lado, por el momento, la peor arma de destrucción masiva es la bomba H, pasa que no nos acordamos porque a ningún iluminado se le ha ocurrido utilizarla sobre la población civil. ¿Qué piensas entonces de Edward Teller o Stanislaw Ulam, principales implicados en su construcción?

    Salud!

  20. #20.- Enviado por: Isod

    El día 8 de diciembre de 2007 a las 14:10

    “A cada hombre le es dada la llave hacia las puertas del cielo; la misma llave abre las puertas del infierno”, proverbio budista que el propio Feynman escuchó en una visita a un templo en Honolulu, reflexionando precisamente sobre el tema de la bomba atómica (creo que la cita es de su libro “Qué te importa lo que piensen los demás”).
    Tal y como él decía, el conocimiento científico es muy poderoso, pero no tiene instrucciones sobre su uso. Puede usarse para el bien y para el mal.
    Yo creo que echarle la culpa a la ciencia del mal uso que de ella se hace (p. ej. la bomba atómica), es algo así como la avestruz que entierra su cabeza en el suelo.
    Pensadlo la próxima vez que encendáis la bombilla para ver mejor, o una estufa para estar calentitos. Si no es por la energía nuclear no tendríamos estos “avances”.

  21. #21.- Enviado por: Jose Roque

    El día 9 de diciembre de 2007 a las 01:06

    Hola
    saludos desde Perú.
    Hasta ahora, siempre habia leído sus artículos, pero nunca me paré para comentar.
    El blog me parece muy bueno, bastante ameno e informativo.
    No tenía idea de quién era Feymann, qué tipo tan genial; desde ahora trataré de buscar más informacion al respecto.
    Un abrazo!

  22. #22.- Enviado por: alberto

    El día 10 de diciembre de 2007 a las 07:19

    Hola:
    Te diré que hay un video donde el mismo Feynmann cuenta la depresión que tuvo tras que tiraran la bomba atómica, ya que lo festejaron con una fiesta y en ningún momento se habían puesto a pensar que la guerra ya estaba terminada. Ellos siguieron con el proyecto desde lo científico sin pensar las consecuencias. Muchos de ellos, por eso se volvieron pacifistas. Igualmente, Einstein y Bohr, cuando la estaban haciendo, ya les habían dicho que no lo hagan, razón por la cual terminaron bajo control del FBI. Creo que hay que pensar que un científico puede no ser responsable de lo que los demás hacen con sus teorías, pero debería ser responsable de lo que construye con sus manos y ayuda a construir. En este caso, Feynmann no estaba trabajando en un proyecto pacífico, para general energía por medios nucleares, sino que estaba haciendo una bomba. El fin, era hacer un arma de destrucción masiva que dejo mas de 100.000 muertos cuando la tiraron. Como mínimo, nunca le tendrían que haber dado un Premio Nobel. Como ser humano, tenía demasiada sangre en las manos para merecerlo. Esto es importante, ya que hoy en día se debate sobre el papel de científicos y médicos (y gente en las ciencias sociales) colaborando con las torturas. ¿se los puede justificar diciendo: si no lo hacen no encontramos al que pondrá una bomba?

  23. #23.- Enviado por: omalaled

    El día 10 de diciembre de 2007 a las 11:13

    Isod: no recordaba ese detalle y es muy bueno (veo que tendré que releer los libros de Feynman :-)
    Jose: muchas gracias. Feynman es un personaje que todos deberíamos conocer.
    alberto: Imagina mirémoslo de otra manera: uno descubre el acero, otro descubre el fuego, un tercero hace el molde, el cuarto trabaja en la cadena de producción, el quinto es responsable de fabricar la pistola, el sexto fabrica fabrica la bala, el séptimo la pólvora, el octavo ordena disparar y el décimo la dispara. ¿Quién es el culpable y quién no?

    Esto lo extrapolamos a la bomba atómica. Echas la culpa a los científicos con demasiada facilidad y te olvidas de los militares. Los científicos no iniciaron la guerra, pero los militares les dijeron que si no fabricaban la bomba, la tendrían antes los alemanes. Pero volvamos al principio. Dime quién es culpable y quién no.

    Salud!

  24. #24.- Enviado por: Ángel

    El día 10 de diciembre de 2007 a las 12:30

    ¡¡El noveno es el culpable!! ¡¡Que lo ahorquen!!

  25. #25.- Enviado por: omalaled

    El día 10 de diciembre de 2007 a las 13:35

    ¡Ay!, ¡leches!: me había saltado el noveno :-) Ese, condenemos a ese :-)

    Salud!

  26. #26.- Enviado por: Ahskar

    El día 10 de diciembre de 2007 a las 17:30

    El noveno es el llamado cabeza de turco, que es el que siempre es culpable de todo lo que pasa xDD

  27. #27.- Enviado por: Lisandro

    El día 29 de diciembre de 2007 a las 21:43

    Muy buen Post, pero sobre todo muy buen blog. Ya lo recomende en el mío.

    Lichi

  28. #28.- Enviado por: Markx

    El día 2 de enero de 2008 a las 14:19

    Realmente interesante este blog.
    Encantado estoy de haberme encontrado esto. Cansado de leer prensa hipócrita, manipulada y con un sinfín de errores tanto tipográficos como de expresión, por fin tengo relatos interesantes que leer y poder aportar mi libre juicio.
    Iré leyendo con calma artículos; sin prisa pero sin pausa; y ya iré comentando.

    Repito y afirmo: gran blog.
    Markos.

  29. #29.- Enviado por: omalaled

    El día 2 de enero de 2008 a las 14:49

    Muchas gracias. Un detalle, Markos: la mayoría de los artículos antiguos tienen inhabilitados los comentarios porque empezaba a caer SPAM. No obstante, si en algún caso tienes alguna cosa a comentar, me lo dices por correo y no tengo inconveniente en colgarlo o, simplemente, en abrir los comentarios del artículo que me digas.

    Salud!

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